DIFERENCIA DE PRIORIDADES
Buenas tardes. Soy una mujer de 29 años, el próximo año me casaré
con mi novio con quien llevo 5 años de relación y nos llevamos muy bien excepto
cuando se trata del aspecto espiritual. El es un cristiano devoto y trata de
vivir su vida haciendo a Dios y su palabra (la biblia) el centro y motor de su
vida, yo soy católica no practicante y nunca me interesó demasiado conocer a
Dios o vivir según lo que dice la biblia, pero desde que estoy con mi novio, he
cambiado bastante porque le di la oportunidad de hablarme de su fe, pero las
discusiones que hemos tenido siempre han sido porque yo cuestiono su fe o lo
que dice la biblia o porque no me intereso mucho en estudiar las escrituras y
no entiendo por qué hay que seguir ciertos mandatos. Al principio discutía más
pero opté por no llevarle la contraria y guardarme mis juicios para no entrar
en conflicto con él y en algunas cosas he terminado por estar de acuerdo con
él, incluso acepté absteneros de intimidad hasta el matrimonio, pero siento que
nunca voy a poder poner a Dios como el centro de mi vida, como mi novio
quisiera, porque me importan más las cosas tangibles y mundanas y no veo como
puede alguien confiar en una entidad que no ve y puede que ni exista. Como lo
veo, tengo dos opciones, o termino pensando como él y haciendo lo que él hace y
convertirme en cristiana devota (cosa que ahora mismo no me interesa demasiado y
además causaría problemas con mi familia que es católica), o termino mi
relación porque él no puede aceptar simplemente que eso no es lo mio y
respetarlo, si no que su misión es hacerme tan devota como él y para él es algo
indispensable para formar un matrimonio exitoso. Entiendo que sus intenciones
son buenas, él siente que es su deber como cristiano llevarme a ser cercana a
Dios y le preocupa más mi salvación espiritual que nuestra vida en la tierra.
El caso es que yo no quiero dejarlo, lo amo y siento que será buen esposo y por
todo lo demás nuestra relación está de maravilla, pero este tipo de diferencias
nos pueden traer conflictos en nuestra vida diaria y los planes futuros, como
por ejemplo la última vez que discutimos fue por que él quiere dar el diezmo,
el 10% de nuestros ingresos a su iglesia y a mi me parece un desperdicio de
recursos pudiendo usar ese dinero para nuestra familia. Entonces quisiera saber
qué tan saludable es para mi seguir moldeando mi carácter para acomodarme a mi
pareja, si no llegaré a resentirlo más adelante y cómo manejar las situaciones
delicadas con él para que entienda que necesito tiempo e ir a mi propio ritmo,
o si será necesario que le diga que tal vez nunca llegue a pensar igual que él,
bajo riesgo de que decida terminar conmigo. ¿Se puede tener una relación
exitosa en estas circunstancias? Gracias.
Querida amiga, una relación de pareja basada en el sometimiento
radical de uno al otro, perfila a que las cosas estarán siempre en función de
uno, no de los dos. Es casi como tener que renunciar a ése que soy… o a lo que puedo ser en la vida si se la construyera en
función de la maduración natural que supone el compartir y crecer juntos, sacar
sus propias conclusiones, cometer errores y corregirlos, etc.
Para entrar en una relación de pareja con futuro saludable importa
mucho tener fe en sí mismo, en la vida, en donde la espiritualidad fluya sostenida por la confianza en la bondad de nuestros actos y no en la rigidez en
el cumplimiento de pautas que no terminamos de asumir.
Es necesario que exista la tolerancia y el respeto por las
diferencias y no el tener que someterse al otro. Las cosas pueden ser viables
hacia una maduración como pareja si es que el respeto por el otro existe.
En ese sentido va el enunciado de mis comentarios… No tienes
suficiente fe en ti misma y no logras tenerla en tu pareja, más allá de
reconocer de que se trata de una persona buena y bien intencionada. Eso te pone en la coyuntura que tendrás que
decidir: ¿estás preparada para una futura convivencia en la que el otro tiene
todo el poder…? ¿podrán ponerse de acuerdo a partir del sentido común? ¿Cual será
tu rol como madre y esposa…? ¿Entrarías a una cofradía religiosa con esas
características por propia iniciativa? ¿No basta que respetes su filiación sin tener que compartirla en el
mismo nivel?
Estas son preguntas que te haces y te cuesta reconocer que algo en ti se resiste y que probablemente no termina de ceder.
Queda pendiente, para tu propia vida, el poder manejarte con más libertad, con más valor para sostener tus propias ideas, para ser tú misma, más allá de lo que quieran que seas, no solamente tu pareja, sino, también tus padres o la sociedad en general. Debes atreverte a ser singular, diferente, a romper con la búsqueda de una zona de confort que “te proteja de todo mal”. El precio parece muy alto.
Estas son preguntas que te haces y te cuesta reconocer que algo en ti se resiste y que probablemente no termina de ceder.
Queda pendiente, para tu propia vida, el poder manejarte con más libertad, con más valor para sostener tus propias ideas, para ser tú misma, más allá de lo que quieran que seas, no solamente tu pareja, sino, también tus padres o la sociedad en general. Debes atreverte a ser singular, diferente, a romper con la búsqueda de una zona de confort que “te proteja de todo mal”. El precio parece muy alto.
Decisión difícil, pero hay que tomarla… No te atemorices por tus
29. Da más temor embarcarse en un compromiso que esté marcado por la tortura
del sometimiento y el “deber”. Se puede ser muy espiritual sin ser
militantemente religioso… Pero es tu decisión…
¡Suerte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario