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2018 08 14 La crisis adolescente

Hola,doctor.   Tengo  14  años  y  creo  que  tengo ansiedad (alerta constante, respiración rápida,inquietud, preocupación), pero  a la hora de  ir a la escuela (me pongo a pensar de qué voy a hablar con mis amigos, es decir, no espontáneo. Por ejemplo, veo noticias)  Sí, rarísimo. Voy a empezar a ir al psicólogo.


Estimado amigo, me parece altamente positivo que tengas esa capacidad de auto observarte y buscar respuestas a lo que te pasa. La ansiedad y la angustia son mensajeras de nuestro sistema de relación, tanto con uno mismo como con los demás; son un equivalente de la fiebre que nos dice “algo está pasando… peligro”. 

Por lo que relatas, tienes problemas para fluir naturalmente en la relación con los demás… como si no bastara con ser tú mismo y tienes que actuar como crees que los otros esperan que lo hagas. Bueno, te cuento que eso es muy frecuente en la adolescencia, que es el momento en que vamos construyendo nuestro yo, nuestro verdadero ser, ése que somos desde lo más auténtico de nosotros mismos… 

Hasta ese momento, quizás nos hayamos adaptado a un mundo en donde lo que uno tiene que mostrar es lo que el otro espera. En esto último influyen mucho la familia y el sistema de enseñanza. Hay que aprender cursos, temas y dar exámenes; entonces, somos aprobados o desaprobados… calificados algo así como “buenos” o “malos”. No se nos permite ser y aprender en función de lo que nos guste o resulte atractivo. Junto con este sistema, uno suele ir desarrollando una manera de ser, en donde empezamos a exigirnos nosotros mismos, ya no sólo nos exigen nuestros padres o maestros.

Cuando la angustia nos genera síntomas como los que describes, es momento de visitar al psicólogo y revisar nuestro mundo mental, ponerlo un poco en orden, cambiar en algo el modelo que nos está fallando. Algunas veces, es necesario tomar algún medicamento, en particular si la ansiedad no se corrige con la sola ayuda del psicólogo o el psicoterapeuta.

Ayuda mucho hacer actividades físicas, artísticas, participar en talleres de oratoria, teatro, hacer cosas que te gusten, participar en deportes con compañeros, etc.  El juego facilita la interacción, la inclusión, la comunicación, ser parte del grupo y nos permite ir cambiando de roles, lo que facilita que los demás nos estimen.

Vas por buen camino, no desesperes. De lo que se trata es justamente de empezar por tener tolerancia con uno mismo, soltándose en la comunicación a partir de uno mismo, sin angustiarse y aprendiendo de nuestros errores para ir mejorando nuestras relaciones.

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