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2018 08 29 El difícil camino de la confianza


¡Hola!
Soy una chica que hace poco conoció un chico. Nos vimos varias veces hasta que al final decidimos dar el paso los dos: nos dijimos que nos gustábamos y nos dimos besos durante toda una tarde, a la vez que íbamos teniendo conversaciones, como en las anteriores citas.
No hablamos mucho por redes sociales (aunque cuando estamos juntos cara a cara no hay quien nos calle), solo para encontrar un día para poder vernos, pero desde la última vez (que fue cuando sucedió lo de los besos) no nos hemos visto más porque no encontramos un día para poder vernos.
Él es un chico que puede tardar días en contestar los mensajes y eso me preocupa un poco porque pienso que ya no le intereso, aunque no quiero creer que sea así, porque la última vez me dijo cuanto le gustaba y se veía muy sincero conmigo. No quiero desconfiar de él, porque todavía lo estoy conociendo y empiezo a confiar (hecho que me cuesta bastante cuando conozco a alguien). Es un chico que me gusta mucho y me preocupa eso de no encontrar un día para vernos porque tampoco quiero que nos alejemos el uno del otro.
Estoy un poco preocupada y me gustara leer algún consejo.
Gracias


Es bastante usual que, mientras menos años se tenga, es decir, mientras menor sea la experiencia en los avatares del amor, más timidez uno tiene y más inseguridad. Ocurre que ustedes han logrado soltarse -y mucho- en el terreno de la conversación y seguramente en encontrar afinidades que compartir… pero, una vez que traspasaron el umbral de la amistad pura de las conversaciones y aparecieron los besos… se movilizaron otras emociones y, también, fantasmas y temores.

Muchísimas veces podemos observar que, justamente, al tener mayor cercanía y más intimidad, puede haber un movimiento hacia la toma de distancia… Puede surgir el temor al compromiso, a la dependencia, a lo que puede uno ver como un camino a la sexualidad temida, a vulnerar algo que concibe como prohibido, a hacerle daño al otro, a no satisfacer las expectativas de la pareja, etc.  Esto es el motor de un conflicto y la resultante es el cambio de comportamiento o la acentuación de alguna tendencia, como la evitación.

Esto no quiere decir que la persona no tenga afectos hacia la pareja o posible pareja. Lo que ocurre es que se le puede estar moviendo algún conflicto y esto pone a prueba nuestra capacidad de tolerancia y entendimiento, la comprensión de lo que el otro siente como su zona de riesgo… Esto tiene sus grados.  Algunas veces la huida es total y no hay manera de entenderlo… Es, entonces, cuando el reto incluye el rescatar nuestra autoestima de esta paradójica reacción. Tenemos que darnos cuenta de que no es que lo hayamos frustrado, no es culpa de nosotros… Es justamente lo contrario: se asustó porque abrimos nuestros afectos más íntimos, nuestra ternura, y eso le hizo sentirse muy vulnerable y desprotegido (claro, todo depende de sus experiencias del pasado, desde su infancia).

Importa, sí, ver también que al surgir nuestra afectividad hacia otro crece la expectativa de estar más juntos, pero a veces eso se torna muy intenso… y siempre será poco el tiempo que podamos compartir… Podemos volvernos demandantes y posesivos y eso asusta a la pareja, más aún si es que tiene ya miedo a la intimidad o al compromiso…

Así es que, amiguita, tranquila... Esta es una experiencia de vida y siempre te dejará un aprendizaje.  Observa con paciencia cómo se desarrollan las cosas, cómo evolucionan tus sentimientos. Alimenta tu comprensión observándote a ti misma y también a él, pero, ten presente que tus expectativas pueden hacerte leer las cosas de manera equivocada; lo que puede parecer un rechazo, de repente no lo es… Conocer al otro tanto como a ti misma es el reto a la hora de emparejarse… Si se logra, “estarán parejos”, confiados y sostenidos por la posibilidad de comprender lo que pasa…

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