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2017 09 08 Siempre falta algo

Hola doctor.
Soy un varón de 48 años de edad, homosexual. Hace casi dos años termine una relación de pareja de casi 17 años. En esta relación mi vida sexual se limitaba a una relación semanal , en la que no tenía el rol sexual que realmente me satisfacía, es decir , hacía de un papel de activo , cuando realmente lo que deseaba era ser pasivo. En esta relación, me preocupaba más que el rol, la duración de la misma, ya que tenía eyaculaciones muy rápidas, con lo que realmente ninguno de los dos disfrutamos nunca de una sexualidad realmente satisfactoria. Siempre sufría de esa maldita e incontrolable eyaculacion precoz, y más aún cuando era a mí cuando me penetraban, que aunque eran muy pocas ocasiones, cuando eso ocurría, la excitaciones era tan grande que era inmediata.
Tras acabar esta relación como le digo hace dos años, al cabo de unos meses de estar sufriendo el duelo de esa ruptura, conocí a un hombre de 44 años. Es un hombre muy guapo, con una formación como sicoterapeuta y una vida llena de experiencias que le otorgan una sabiduría poco común. Comenzamos una relación de pareja de forma accidental, ninguno lo buscaba.
Para mí, el comienzo del tema sexual era complicado. Tenía complejos de eyaculacion precoz , además de una autoestima por los suelos una dependencia emocional de la anterior pareja y un caos tremendo en mi cabeza. La otra persona, estaba encantada de haberme conocido, porque aparte del deseo que le provocó, soy el perfil de persona que le gusta para vivir en pareja, con los mismos valores y mismo punto de vista sobre la relación de pareja. Este hombre como le digo es muy atractivo y sexualmente activo , aunque no tiene problemas con disfrutar del otro papel.
Mi cuestión, por decirlo de alguna manera es la siguiente, desde el minuto uno, con el no he tenido eyaculacion precoz, es más nuestras relaciones duran más de lo que yo muchas veces deseo, quizás por la experiencia express que ha tenido mi vida sexual anterior hasta el punto de no ser capaz de llegar al orgasmo con facilidad. 
Tampoco tengo el grado de excitaciones que tenía con la anterior pareja, aunque no fuese una sexualidad realmente satisfactoria , sí que sentía más intensidad en mi deseo , el olor, el tacto, etc. Ahora, aunque tengo un papel pasivo , no disfruto de la penetracion como en la anterior. Estoy desconcertado por todo. Encuentro a un hombre sexualmente activo, muy guapo y con el que rápidamente tengo excitacion, tengo erecciones rápidas y prolongadas, me recuperó rápidamente y tenemos durante el fin de semana que nos vemos un mínimo de cinco relaciones , pero casi siempre iniciadas por el y como le digo muy diferente sensorialmente hablando de la anterior pareja.
Sé que le conocí en un periodo convulso sentimentalmente hablando y me he dejado llevar porque sé lo valioso que es este hombre para mí en todos los sentidos. Me encantaría poder estar tan enamorado como él lo está de mí y disfrutar de esas relaciones con la intensidad que yo quiero, pero a pesar de todo lo que le digo hay algo que me frena y es lo que quiero que usted me explique. Muchas gracias por su atención

Estimado, si lees lo que me has escrito te darás cuenta que hay cosas que se contradicen… Por ejemplo, dices que en esta nueva relación te excitas con rapidez, pero no califica con el nivel de la excitación de la relación anterior. En la relación anterior había eyaculación precoz y en ésta una excesiva duración.  

En todo caso, el común denominador es la dificultad para encontrar un punto medio de relajación y entrega al vínculo, de manera de tener una mayor plenitud e intimidad. Pareciera que haces "mucha mente" y estás todo el tiempo midiendo las cosas. Eso impide la entrega en un sentido más amplio, sin necesidad de tanto control.
Creo que lo peor que puede uno hacer es idealizar lo que no está o lo que ya fue y comparar con el presente, disminuyendo con ello el valor de lo que ahora se tiene y se puede. Es claro que tu sexualidad funciona en esa amplia gama que va desde la eyaculación precoz hasta la prolongación de la eyaculación. Lo que suele interferir son las emociones o conflictos inconscientes que, por alguna razón, no permiten que uno logre la plenitud. Muchas veces sucede que, en el fondo, uno teme depender del otro y, sin darse cuenta, hace que “falte algo”, que otro tiene o que no está aquí, de manera que no se produzca la temida cercanía – dependencia. 

En otros casos es posible observar que la persona siente culpa o temor frente al disfrute, por lo cual inconscientemente no se lo permite.
Me parece que a los 48 ya es tiempo de darse “licencia plena” para disfrutar de su cuerpo. Trate de no pensar demasiado; simplemente suéltese en la relación, deje que ésta fluya, que la naturaleza encuentre su punto natural de expresión y procure que haya mucha ternura…



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