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2017 09 06 El difícil arte de ayudar al prójimo

Llevo tiempo leyendo su blog y me parece admirable su trabajo. Le envío un correo porque no decifre como dejar un comentario. Acá le dejo mi consulta, de antemano muchísimas gracias, entiendo lo valioso que es su tiempo. Tenga una hermosa vida.
Pd: Sé que no contesta consultas largas por lo que intenté optimizar mis palabras de manera más eficiente. Mil gracias.

Seré directa. Hace años que tengo una relación, empezamos en el colegio. Empezamos siendo amigos, aunque él siempre fue claro en que quería ser mi pareja. En esta época mi vida era bastante desastrososa, tenía malas notas, un problema con la bebida, un desorden alimenticio y una pésima relación con mi familia. No tenía muchos amigos, en general la gente tendía a apartarse de mí, mi reputación tampoco era muy buena. Éramos compañeros de clase, el era el alumno modelo y por alguna razón empezó a acercarse. Nos hicimos buenos amigos y el se enamoró de mí, yo por mi parte no sentía interés de entablar una relación, sin embargo apreciaba muchísimo nuestra amistad, hacíamos todo juntos, estudiar, comer, salir, pasábamos los 7 días a la semana juntos y esto aunque al principio no me gustaba, se terminó volviendo agradable. Él empezó a ayudarme, subí mis notas, dejé la bebida y poco a poco empecé a tener una mejor relación con mi familia. Ahora sobre él, ambos padres se suicidaron, su papá cuando era pequeño y su mamá unos pocos meses antes de que lo conociera. Yo no lo sabía y él  no lo aparentaba pero tenía severos problemas de depresión. Él era dulce, caballeroso, amable, chistoso, atento e inteligente. Él estaba tan esmerado en que estuviéramos juntos que bajó 40kg (aclaro que yo nunca le pedí que lo hiciera) pero él sentía que era necesario para que me fijara en él. Las cosas salieron muy bien, salimos del colegio y cada uno fue a una universidad, la rutina de vernos todos los días se mantuvo por bastante tiempo, hasta que él empezó a tener cada vez peores depresiones. Cada vez era menos dulce, menos atento, estaba más sensible y atacaba por el más mínimo detalle. Para mí era muy frustante, estaba locamente enamorada y solo quería verlo bien, a veces no quería ni levantarse de su cama y la única razón por la que lo hacía era para verme. Pero luego, ya no quería levantarse ni para verme a mí. Un día sintió que era suficiente y terminamos porque él sentía que no podía más. Esta vez fui yo quien se deprimió, quedé con el corazón destrozado y sentía mucha culpa porque entre sus depresiones siempre surgía la idea del suicidio y tenía muchísimo miedo de que lo hiciera. Me sentía muy culpable porque él me ayudó a mí a cambiar,  pero yo no podía hacer nada por él, yo era inútil. A los meses nos volvimos a hablar y volvimos a empezar la relación, todo era perfecto. Pero las cosas empezaron a decaer de nuevo, por lo que terminamos. Actualmente nos pusimos en contacto y volvimos a vernos, ninguno de los 2 se siente capaz de estar en una relación, por lo que estamos viéndonos de vez en cuando pero recientemente él solo me busca para tener relaciones sexuales. De nuevo lo veo caer en una depresión muy fuerte, y yo no lo quiero dejar ir, porque lo amo y lo quiero ayudar pero no sé si solo estoy haciendo la situación peor, yo sé que él todavía me quiere, entiendo que me aparta porque es lo que hace cada vez que se deprime. Lidiar con su depresión ha sido lo más difícil, nunca me he negado a ayudarlo, he hecho todo lo que me ha sido posible y sé que soy incapaz de curar su depresión. Quisiera tener poderes mágicos y curarlo, pero sé que es imposible y esto me genera muchísimo dolor y frustración. Mi pregunta es ¿Qué es lo que debería hacer ahora?


Estimada, gracias por tus palabras y por seguir con interés lo que escribo y hago. Comprenderás que me acompaña la ilusión de que esto resulte útil para alguien, así es que es bueno saber que hay quienes, como tú, recorren mis líneas, captan la intención … y se atreven a ir un poco más allá, a contarme sus desventuras...

Lo primero que hay que tener claro es que tu enamorado necesita la atención de un psiquiatra. La buena voluntad de quienes sufren por él y con él no basta.  Si en algo puedes ayudarlo, es a tomar conciencia de que esto es algo que escapa a su voluntad.  Es conveniente que adquiera lo que llamamos “conciencia de enfermedad”.

El ser consciente de que uno está enfermo (y la depresión es una enfermedad) resulta indispensable para recorrer un camino hacia la salud y que nos será imposible desechar de nuestras vidas.  Dejarse ayudar es básico.  Supongo que ya lo está haciendo.  Entonces, es necesario que tenga presente que si se pone mejor no debe dejar el tratamiento, tiene que seguirlo por tiempo prolongado y de todas maneras. Requiere que haga también una psicoterapia.

Tú no puedes resolver el problema, pero si estar allí, dispuesta a comprender que él, como tú alguna vez, necesita sumergirse en profundidades lodosas y oscuras para resolver el caos emocional que por alguna razón nos habita. 

Es claro que con dos padres suicidas la cosa no es sencilla, pero inevitablemente tendrá que terminar el duelo y lograr diferenciarse de los que se fueron o fallaron, de reconstruirse en vez de aferrarse a la melancolía.

Ten presente que tener una enfermedad mental no tiene que ser un estigma.  Pero es muy importante lo que hagamos a partir de padecerla.  Muchísimas personas (incluido yo) se han levantado de depresiones y angustias y han reorientado sus vidas. En algunos casos se han dedicado a ayudar a los demás a superar sus trances difíciles (sin dejar la vida en el intento). 

Ten presente que el hecho que te haya ayudado a ti a salir del hoyo es un buen antecedente; ahora le toca a él dejar que lo ayuden. Todo depende de que lo acepte y se deje ayudar también por un psiquiatra y un psicoterapeuta.

A tu pregunta "¿Qué es lo que debería hacer ahora?", te diría que, en lo posible, serenarte, ayudar a que tome su tratamiento como lo más importante por el momento… Si todo lo que puede darte es sexo, es posible que no esté en condiciones de hacer otra cosa porque no está bien. Es cuestión de esperar a que esté de vuelta, pero eso ya depende de ti, de cuánto lo esperas y de hasta donde alcanza tu gratitud… teniendo en cuenta que la gratitud tiene sus límites.

Mientras tanto, ten cuidado de que la relación no adquiera un carácter de "vida o muerte", "blanco o negro".  Aprende a administrar la cercanía y las distancias… "juntos pero no revueltos". A él lo ayudará el que, en medio de todo, tú estés bien.

Te deseo también una hermosa y sabia vida.

Suerte.

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