Buenas tardes Dr.
Soy una mujer casada proxima a cumplir 30
años, llevo con mi esposo 7 años; en el ultimo año luego de tener nuestro
segundo hijo, mi esposo empezo a cambiar mucho; trabajamos los dos para poder
sostener el hogar. Mi problema radica en que él se esta aprovechando de mi, yo
trabajo todo el dia luego tengo que llegar a seguir con los que haceres del
hogar, lidiar con los niños que estan muy pequeños, practicamente nunca saco
tiempo para mi, no me puedo ver una pelicula completa, no puedo ver mis
programas, no salgo con mis amigas y mucho menos tengo tiempo para concentirme
como mujer, porque todo mi tiempo lo acaparan ellos tres; el muy tranquilamente
llega a ver futbol o programas al respecto hasta altas horas de la noche, o
puede llegar a pegarse del celular por largas horas, si en alguno de esos
momentos le pido ayuda con algo se molesta y me dice que no lo puedo ver
tranquilo; el por el contrario sale con sus amigos cuando quiere y sin avisar,
se demora el tiempo que quiera y yo nunca le digo nada. En cuanto los gastos de
la casa todo mi sueldo se va en eso porque no puedo sacar casi nunca para
comprarme algo para mi. Me critica todo el tiempo si se me olvida algo, a todo
le ve el lado negativo, nunca me apoya cuando quiero hacer algo. Reconozco que
soy grosera y de mal caracter, pero pienso que todo es a raiz del estres
laboral que manejo y el hecho de saber que no cuento con nadie en mi casa para
despejar mi mente.
Estimada amiga:
Creo que, en cierta medida, tiene usted razón. Su esposo se aprovecha de lo que usted está comprometiendo en exceso, problema que, dicho sea de paso, es lamentablemente frecuente en nuestros hogares latinos.
Creo que, en cierta medida, tiene usted razón. Su esposo se aprovecha de lo que usted está comprometiendo en exceso, problema que, dicho sea de paso, es lamentablemente frecuente en nuestros hogares latinos.
La constitución de la mujer, por su naturaleza, le permite realizar muchas funciones a la vez, es casi su natural; y, la maternidad agudiza
la capacidad de renuncia en lo personal.
Lo que los hombres solemos no entender es que, en esos momentos, nuestras mujeres necesitan de mucho apoyo y ternura. Suele ser que hemos sido educados, por lo menos en la clase media, a ser atendidos por la mamá o la empleada, una suerte de designio social con privilegios para el varón. La niña, por el contrario, generalmente es la que recibe una educación más estricta en cuanto al orden, la higiene y las responsabilidades.
Lo que los hombres solemos no entender es que, en esos momentos, nuestras mujeres necesitan de mucho apoyo y ternura. Suele ser que hemos sido educados, por lo menos en la clase media, a ser atendidos por la mamá o la empleada, una suerte de designio social con privilegios para el varón. La niña, por el contrario, generalmente es la que recibe una educación más estricta en cuanto al orden, la higiene y las responsabilidades.
Cuando la pareja se une para una vida en
común, se va construyendo una modalidad de relación en la convivencia. Como es de suponer, la tendencia es
que los hábitos que cada uno trae al matrimonio se agudicen. Entonces, la mujer se hace
responsable de todas las tareas de la casa, además del trabajo, cuando lo
tienen, mientras que el hombre por tendencia, siente que basta con proveer
dinero, extensión de sus primitivas bases de recolector o cazador.
Sin embargo, cuando desde el comienzo se cultiva un diálogo saludable, es posible repartirse las tareas de manera responsable y equitativa. Las resultantes no son desequilibradas para ninguno.
Sin embargo, cuando desde el comienzo se cultiva un diálogo saludable, es posible repartirse las tareas de manera responsable y equitativa. Las resultantes no son desequilibradas para ninguno.
Los problemas suelen surgir cuando no hay
acuerdos previos o cuando no hay la paciencia suficiente para que estos acuerdos
se consoliden y, entonces, empiezan los reproches y reclamos que van generando reacciones
defensivas en cada uno, lo que luego hace inviable el ponerse de acuerdo.
Estimada, es importante cambiar el estilo en
que se están comunicando. Lo primero pasa por recobrar el buen ánimo. Es posible
que esté usted muy cargada y eso que menciona acerca de que usted puede ser grosera resulta un veneno a
la hora de buscar acuerdos, más aún si son de cambio. Ojo, de lo que se trata
es de que cambien en el sentido de las tareas comprometidas, de los roles, no
de que EL o ELLA cambien. Se trata de cambiar los tonos, las maneras de
comunicarse. Una expresión calmada y amable logra muchísimo más que los reclamos
airados. Se trata de cambiar la manera en que interactúan.
Suerte.
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