Hola doctor:
Llevé un tratamiento bastante largo por casi cuatro años
para "curarme" de una DEPENDENCIA EMOCIONAL, que por poco me destruye
completamente. Se muy bien que es como una adicción y el adicto, adicto será
hasta el final de sus días, eso lo se muy bien.
El hecho es que recaí, y con la misma persona, pensé que
podía manejarlo, solo que esta vez me volvió a pegar más fuerte, la depresión,
la crisis de ansiedad y el deseo terrible de querer que ese hombre esté a mi
lado.
Me duele más porque corroboré que sigue con la misma
mujer por la que nos separamos, aunque ahora comprendo que si era ella u otra
igual lo hubiéramos hecho (separarnos). Siento que me sale el odio por ella, y
al mismo tiempo comprendo que no es la culpable, que en realidad el culpable es
él y YO!! por permitirlo.
Deseo que me responda por qué no ha cambiado? por qué no
se ha dado cuenta que lo amo? por qué en todos estos años no me ha elegido? por
qué sigue jugando de esta manera??...conversamos y a pesar de mostrarle pruebas
como fotografías o mensajes de facebook, él dice que no significa nada, y que
él está solo y que no puede controlar los lugares a donde ella va, porque el
mundo es libre y él no puede desaparecerla del planeta; lo peor de todo, es que
me destruye el corazón escucharlo, verlo, y al mismo tiempo no tenerlo cerca,
porque se muy bien que él desea que ella esté ahí, lo presiento... cree usted
que debo retomar mis terapias? pensé en hacer catarsis con amigas muy buenas
que se que me escucharían...pero sabe qué...a diferencia de las otras veces,
esta vez, no tengo deseos de seguir...y sabe que es lo peor...que este hombre
del que hablo, es el padre de mi hijo, y me desespero de pensar pasarlo todo
otra vez, porque mi hijito sufriría las consecuencias de nuevo. Me siento muy
deprimida y bastante contrariada...hoy fui a cerrar un capítulo de mi vida, y
terminé besando y abrazando desesperadamente a mi agresor, y él me
correspondió....me siento demente, quiero ayuda....por favor...ayúdeme, no
tiene idea como esperaré su sabio consejo.
En estos días de San Valentín y
amistad, de afectos y cercanías, vale mucho tu carta, la muestra de aquellos
que como tú se debaten en amores que quizás no adquieren la dimensión de tal.
Amores perturbados y teñidos de conflicto que, en tu caso lo has titulado, al
comienzo, como una adicción.
Esta obsesión por tapar el sol con el
dedo meñique, de no ver lo evidente y volver una y otra vez a recaer en lo
mismo, muestra que no estas aprendiendo la lección que te ofrece la vida y que,
quizás, lo que estás es repitiendo un trauma afectivo de la infancia. Estos
amores parten de una carencia imposible de resolver, que solo uno puede elaborar
a partir de uno mismo, rescatando, para empezar, la capacidad de funcionar en
la vida sin la necesidad perentoria de otro, de poder tolerar la experiencia de
pérdida o de renuncia, sin morir en el intento. De poder observarse a uno
mismo, en la forma descontrolada en que se instala en la relación con el otro.
No queda otra que tomar la decisión
de corte (por lo que relatas) pero no solo es el corte con él, se trata de
cortar con una manera de funcionar tú, de manejar tus emociones y que ellas no
te manejen a ti. Si necesitas terapia, es bueno que sepas que el mejor
terapeuta es insuficiente si no contamos con tu involucramiento en el cambio
que se busca, con todo lo duro que puede ser… Involucrarse realmente en la terapia permite que uno
pueda sentirse más libre y soberano de sí mismo, pudiendo respetarse y respetar
al otro, reconocerlo como es realmente (por tanto, tomarlo o dejarlo).
Amar,
entonces, conlleva libertad a partir de reconocer lo que nos es favorable y lo
que no lo es (por más que nos “encante”). Un adicto “ama su droga”, pese a que llega a
saber que le hace daño… En esos casos, solo se sale tomando la decisión de
sufrir por la abstinencia y aprender a vivir de otra manera, de forma que
exista un balance de control a favor de nuestra existencia misma y de nuestra
autoestima. Es entonces cuando uno se siente bien, cuando aleja de sí aquello
que lo daña…. Éste es el punto de partida de una nueva vida, con amor auténtico y
posibilidades amplias para orientar nuestros anhelos a una realización y no
quedarse en las ilusas “bondades” de una fascinación traumática.
¡He dicho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario