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2016 11 10 Cuando el apego asusta

Hola, gracias por leerme. 

Hace 3 años comencé una relación muy especial, quizá por que fue mi primera pareja seria. Estuvimos 6 meses juntos y luego lo dejamos un mes y empezamos algo serio. La relación duró un año y fue muy bien pero entonces yo me agobié. Decidí que era todo demasiado serio, él siempre estaba en mi casa y me faltaba espacio y si a todo esto le sumas que sentía algo por otro chico pues acabé "dejando" la relación. Pongo dejando entre comillas por que nunca lo hemos dejado de verdad, he estado con otros chicos y él con otras chicas y seguíamos viéndonos. 
Así, después de 6 meses decidimos volver a intentarlo, quedábamos regularmente a escondidas de nuestras familias, ya que no queríamos que nadie sufriera mas, si bien la relación estaba muy desgastada y la convivencia (sobre todo por mi parte era imposible) 
De esta manera un día decide dejarme, y a partir de ahí comienza mi infierno me di cuenta de que le quería y de que no me imaginaba estar sin él, por eso intenté cambiar, ser mejor de lo que era y poco a poco ir recuperándolo. En este periodo han habido muchos muchos momentos malos, lo he pasado más que mal había veces que nos acostábamos el viernes y el sábado ya me decía que no estaba seguro de quererme, que solo era el momento caliente. Poco a poco estos últimos meses he ido distanciándome un poco de él, intentando que me afectarán menos las cosas y la semana pasada cuando se enfadó por que no me quise acostar con él, decidí que no podía más. 
Ahora está intentando arreglarlo, esta más pendiente de mi y dice que quiere algo serio de verdad, pero ahora soy yo la que ya no sabe si puede. Me siento mal por que creo que me comportó como una niña que cuando lo tiene ya lo no lo quiere, pero creo que estoy saturada.





Estimada amiga, creo que lo que está ocurriendo es una de esas historias en que, habiendo una intensidad demasiado grande de necesidad del otro, termina generándose una paradójica urgencia de distancia. Es como que ambos han llegado a darse cuenta de que pueden necesitarse demasiado como para tolerarlo. El asunto es que les pasa a ambos y por eso se turnan en la toma de distancia y en las iniciativas de búsqueda.

Es muy probable que de muy pequeños hayan tenido carencias afectivas y vacíos que no se cerraron, por lo que se reactiva la necesidad de cubrirse del riesgo de que se produzca la pérdida del otro que se siente como necesitado. 

Inconscientemente, sin proponérselo, surge la distancia y una especie de desafecto que dura un tiempo hasta que aparece la sensación de añoranza por lo perdido, se reactiva la búsqueda y vuelta a un círculo que no termina. No pueden ni separarse ni juntarse. Ambos son sensibles, tremendamente sensibles al abandono y a la dependencia, es un peligro muy grande y difícil de manejar.



Conviene que se pongan a examinar juntos lo que sienten y se propongan superarlo. Importa mucho tomar conciencia de la parte inconsciente que se les moviliza. Sugeriría, además, que vayas a una psicoterapia psicodinámica, vincular, para conocer un poco más de tus fantasmas. Muchas veces el que uno de los dos maneje mejor sus cosas, deriva en que la pareja se estabilice.

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