Buen dia Señor
Pedro,
Esto es dificil
de hablar. Aqui en la universidad conocí a un joven que estudia otra carrera.
Me invitó a salir y me besó. Dias despues me dijo que tenia novia y que no la
iba a dejar pero yo me sentia muy a gusto. Fui a una de estas mujeres que leen
las cartas y me dijo que ellos se separarian. Desde esa primera vez que salimos
pasò un año en el que nos vimos, salimos alguna vez, supe que èl tenia
experiencia de cama con mujeres.
Una noche,
mismo dia de cumpleaños de una hermana, me fui con èl, me llevò a su casa, su
cuarto (su familia no estaba) y le entreguè mi virginidad. Èl ni siquiera me
abrazó y me da verguenza contar detalles. Yo me preguntaba a mi misma que
estaba haciendo pero me decia a mi misma que eso era lo que yo queria.
Luego él acabó
y se volteó, resistí las ganas de llorar. Habia dejado pasar a otros hombres
queriendo seguir virgen, y hasta mis 22 años que la perdí con èl. Me llevó a mi
casa y no hablamos en todo el camino.
Luego èl dejó
de pasar por los lugares en comun de la universidad y nunca me atendió las
llamadas ni respondiò los mensajes de voz que dejè. Supe que su amigo que era
mi reciente exnovio le habia dicho que yo era virgen y él le dijo "ah que
yo si me la cojo"
Yo se que las
mujeres pierden la virginidad en la parte de atras de un carro, o que es en un
apuesta como con mi ex pero aun asi llorè, mi hermana me regañó, mis amigas me
dijeron que no debi haberlo hecho. Unicamente me escribió un mensaje meses
despues en diciembre para desearme feliz año. Le respondi que igual pero si
quiere volver a llevarme a la cama lo escupo en la cara
Él usó condon
porque yo le insisti por miedo a un embarazo, pero èl queria hacerlo asi sin
proteccion. Ahora ni nos hablamos, pero no me arrepiento de lo que hice. Pero
no se, creo que no sabia lo que hacia, él me sedujo, ¿me equivoquè?, llorè
mucho.
Estimada amiga:
Parece ser la historia de una gran confusión. No sabes si perdiste o ganaste…
Tengo la impresión de que, si algo interesaba perderse, era la virginidad. El problema
es que, por deseo asumido, como que te generaba mucha culpa; total, la virginidad la habías revestido de una tremenda valoración, suficiente como para defenderla ante
los embates de anteriores galanes (al parecer faltos de “experiencia”
suficiente como para seducirte).
Creo que aquél, al que eliges para dejar de ser virgen, desde el vamos garantiza varias cosas: en principio, que no va a
estar en riesgo tu compromiso, quedarte pegada a él... aunque, de alguna manera,
te estás quedando pegada desde el entrampamiento en un sentimiento negativo,
resentido. Lo riesgoso en esa línea es
que otorgas demasiada importancia al no reconocimiento afectivo de su parte, a
esa sensación de haber sido usada y no “encontrada” desde afectos más tiernos.
Lo segundo, es
que poco menos que te garantizas el reproche por lo “cometido”; no celebras, así, tu florecimiento como mujer; predomina el sentimiento de pérdida de la
virginidad y el estar en falta… digna de reproches o condenas.
Hay un momento en tu relato en que te dices “esto es lo que yo quiero hacer”. Esperemos que te percates de que bien podías estar refiriéndote a tu iniciación sexual; total, es claro que deja huella como para ponderar la experiencia en la cama de tu elegido, ¡que bueno! No siempre uno registra estos detalles cuando resulta que "algo no salió bien". ¡No te sientas mal por eso! Eso refleja que hay en ti suficiente receptividad para las emociones propias de la intimidad sexual.
Hay un momento en tu relato en que te dices “esto es lo que yo quiero hacer”. Esperemos que te percates de que bien podías estar refiriéndote a tu iniciación sexual; total, es claro que deja huella como para ponderar la experiencia en la cama de tu elegido, ¡que bueno! No siempre uno registra estos detalles cuando resulta que "algo no salió bien". ¡No te sientas mal por eso! Eso refleja que hay en ti suficiente receptividad para las emociones propias de la intimidad sexual.
O sea, a la
hora de responder hoy en día a la pregunta de ¿qué es lo que yo quiero?, espero
que puedas reconocer que no quieres vivir pegada a un recuerdo que predispone
mal para el encuentro futuro con los hombres, solo sirve para perpetuar un
conflicto. Recoge (¡..!) lo positivo de esta experiencia y más bien celebra tu
iniciación; apuesta por esta mujer que ahora es capaz de trasladar el eje de
sus valores hacia una posibilidad de plenitud como mujer y de guiarse en medio
de lo que son sus propios deseos en la vida.
¡Suerte!
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