viernes

2014/06/02 Amor transferencial

Buenos dias, gracias por el espacio

Hace un tiempo acudí a un psicoanalista aqui en Caracas de nombre Juan Luis Delmont,a la final me pareció la encarnación de la frase "lobo disfrazado de oveja"

Acudí a él recien graduado de mi carrera y poco después de haber empezado a trabajar

Un dia yo le hablaba de una mujer que me gustaba y él empezó a hablar de que (según él) todos somos en parte homosexuales y debemos aceptarlo.

De pronto así yo hablase de como me fue ese dia en el trabajo para él todo desembocaba en hablar de esa supuesta homosexualidad latente.

Le exigí que dejase de insistir y fue peor, según él eso era mi confirmación de que él tenia razón.

El asunto empeoró porque de pronto quería despedirse agarrandome, primero empezó sobandome el hombro (el cual yo quitaba para evitarlo)

Luego estando yo en el diván terminó la sesión sobandome el pecho y yo le dije que ya basta!

En fin, empezó a atacarme diciendome que yo disfrutaba mucho de sufrir y que no iba a salir de mi neurosis si no aceptaba su "amor transferencial" (vaya a saber dios que es eso en el idioma de ese señor)

Ese señor pasaba por mucho los 60 años, así que para mi era una suerte de anciano libidinoso y gay.

A la final me largué de allí, mi indice de tolerancia fue bajo.

Como si fuera poco empezó a decirme que debia unirme a su Escuela de Psicoanalisis. A todas estas cosas siempre respondí que no y dije que fui por terapia, no por nada de esas otras cosas.

En fin, me pareció un anciano pervertido y a mis amistades de aqui les he relatado el asunto para que nadie más pase por esa incomoda experiencia

¿usted que opina?, yo pienso que deberia existir algun comité de etica o similar que vigile a esa clase de "psicoanalistas" porque lo que él hacia era enfermo

La buena noticia es que luego conseguí a una mujer psicoanalista y el cambio en la experiencia fue del cielo a la tierra

Gracias por su tiempo Dr Paiva


Suele ser que la referencia al amor transferencial sea al que el paciente siente por su terapeuta.  Por lo que describe usted, acá se trata de la transferencia del analista por su paciente... o por lo menos es el intento de explicar una oscura manera de invadir el espacio corporal de su paciente. Todo aparece como fuera de lugar y en una situación que lo único que logró fue el rechazo. Felizmente ha seguido usted en pos de un espacio para continuar con su búsqueda personal y… bueno, lo encontró con esta otra analista.

Más allá de las consideraciones éticas del relato, debo decirle que en toda sociedad analítica existe un comité de ética que contempla estos casos; los colegios de medicina también lo hacen. Estos incidentes lamentablemente se producen, y somos los pacientes los que tenemos que tener el reflejo de ubicar al terapeuta en el lugar que le corresponde. Eventualmente, si la falta es grave, tendríamos que denunciarlos.

Dice usted que tuvo baja tolerancia…. Yo diría más bien que tuvo mucha, tal vez demasiada tolerancia. Lo bueno es que, más pronto o más tarde, pudo poner el límite.  Pregúntese si no fue ése su logro terapéutico: ponerle el límite, a él y a usted mismo, con el esfuerzo que esto supone, especialmente si aún lo seguía idealizando.


Salvando distancias, me recuerda mi primera experiencia terapéutica. Había perdido a mi padre y mi terapeuta se esmeró en demasía en ocupar su lugar.  Era atento, obsequioso, supervisor, profesor, amigo… hasta que alguna vez me dí cuenta que  mi terapia estaba funcionando más para llenar sus propios vacíos que para resolver mis problemas y eso permitió que tomara la iniciativa del corte, de pelearme saludablemente, algo que nunca había podido hacer con mi padre. En fin, tomé el lado positivo de la experiencia, lo cual me fue muy útil.

Adelante con su encuentro consigo mismo y con la realidad. No somos perfectos y tendremos que lidiar con este entorno de vacíos que trasciende más allá del psicoanálisis.   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece interesantísimo, lo que cuenta y la forma en que usted doctor comenta, me llama poderosamente la atención de lo que cuenta de su experiencia personal con su psicoanalista, amigo, maestro y casi padre, que quería llenar sus propios vacíos, de algún modo me recuerda a mi.
Lo felicito siempre por sus consejos tan acertados, y como bien lo dijo, "alguien que espera ser leído, siempre encontrará alguien que lo quiera leer"...gracias doctor.