viernes

2011/03/22 Entre capricho y capricho

Buenas noches Dr., tengo un problema en mi relación y no sé como solucionarlo. Llevo 5 meses con mi novio y por primera vez siento que encontré al amor de mi vida. No somos perfectos pero nos aclopamos y amamos mucho. Yo soy en general controladora. Con el me sentí muy bien desde el inicio. No habían celos, inseguridades, posesiones. Hace 15 días peleamos por una tontería y por primera vez el no cedió. El siempre cede en las peleas cuando yo me encapricho. Y cuando el se encapricha yo no cedo, sino que trato de hacerle ver calmadamente porqué está mal. Esta vez ninguno de los dos cedió y yo me encapriché. Por primera vez me dio miedo perderlo porque la pelea escaló demasiado y por primera vez el llegó a comentar sobre terminarlo todo. En un acto de desesperación le pedí perdón, pero con mucha rabia. Desde ese dia no lo puedo perdonar. Ya se disculpó por dejar las cosas llegar tan lejos, pero yo no lo puedo perdonar. Llevamos 15 días peleando por todo y yo quiero a cada minuto recordarle por lo que me hizo pasar, hacerlo sentir culpable, hacer que me ruegue. Yo se que esta mal, pero el rencor me come por dentro. Por primera vez me duele ser la mala y viciosa de la relación. No se que hacer. Ayudeme por favor.


Estimada amiga,

Se deduce de su consulta que es joven, aún perdida en los avatares de entender sobre el amor y el arte de relacionarse.

Cómo entender que el enamoramiento es un estado alterado de la mente (y de todo el cuerpo). Surge todo lo bueno de nosotros, nos convertimos en los seres más maravillosos del mundo… pero nos saca, también, las más hondas inseguridades y fantasmas; más bien pronto se hacen presentes los temores propios del desamor, el engaño y, más aún, del abandono.

Es por estos últimos motivos que muchas veces necesitamos controlar a la pareja, someterla, una y otra vez, a nuestros caprichos. Nos engreímos sobremanera. Sutilmente, estamos más que satisfaciendo nuestras naturales necesidades de amor, verificando que la persona amada no nos ha dejado de amar…Por cierto, el resultado de esta conducta, a la corta o a la larga, genera tensión y empiezan las fricciones. Entonces, la pauta del vínculo cambia y el objetivo de la relación se tiñe de resentimientos recubiertos de “amor”, en proporción directa a la necesidad de someterse al otro, tratando a toda costa de que no nos deje.

Están ahora entrampados en un juego de fuerzas: quién domina a quién. Una franja engañosa de la naturaleza humana, que conocemos como “ego”, está alzándose con demandas de prevalecer sobre el otro. El final de estas discusiones es la ilusión de demostrar a toda costa que uno tiene la razón… En realidad, es una forma grosera en que los dos la pierden. Se degrada, así, la comprensión y las posibilidades de intimidad.

Dejémonos de engreimientos. Ése es el lado más infantil de nuestra búsqueda. Traten de colocarse en un nivel más adulto de comunicación y recuerde que la mejor discusión es la que nunca se inicia… Suele ser que el que cede más pronto no siempre es el más débil sino el más inteligente o el más sabio. La idea no es someterse sino optar por lo más sensato.

Si no resulta su intento de cambiar (uno mismo tiene que cambiar, no necesariamente el otro), sugiero que revise sus dificultades amorosas con un buen psicoterapeuta.

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