viernes

2010/10/13 “Hacer el duelo… es poder recordar sin dolor”

Buenas noches Doctor, quisiera pedirle que me ayude porque tengo un problema de falta de concentración. En el colegio era buena alumna, en la universidad también, luego que entre a trabajar vi las cosas de otro modo, me di cuenta que había recibido mucha teoría y que en un trabajo si bien la teoría ayuda, más importante es un buen criterio sumado a la experiencia que se va ganando en el terreno; actualmente estudio una maestría virtual pero me cuesta muchísimo trabajo concentrarme, porque cada vez que me siento a leer en la computadora se me viene a la mente todo tipo de preocupaciones y pienso mucho en mi futuro, ahora hay mucha competencia laboral y por eso me vi en la necesidad de seguir estos estudios, pero se me hace muy difícil, además eventualmente recuerdo a un ex enamorado con el cual terminamos muy mal, esto sucedió hace medio año, al principio lo extrañaba y recordaba los momentos agradables que pasamos pero ahora lo recuerdo con mucha rabia; he escuchado algo del duelo quisiera que me indique como hacerlo, quisiera enterrar sus recuerdos, para colmo soy una chica con muy buena memoria así que olvidarlo no sería posible pero si quiero poder controlar mis recuerdos y solo evocar lo que yo a voluntad quiera hacerlo. Gracias


Estimada amiga,

Muchas veces en la vida he observado personas que tienen la sensación de que las cosas se manejan “a voluntad”, que las cosas salen como ellas quieren. Es frecuente que, en esta posición, uno se encuentre amparado por algún talento, por ejemplo, ser buen alumno, tener una buena memoria, sentirse por encima de los demás, ser primero de la clase, etc. Cuando, en algún momento, se encuentran con dificultades o frustraciones, pueden llegar a sentirse muy vulnerados y llenos de rabia… ¡Cómo puede pasarles esto a ellos!

Como usted bien dice, hay algo que no se aprende desde la teoría, que no se aprende desde el intelecto, algo que parece estar pendiente en usted. Es el capítulo del aprendizaje de esa otra inteligencia que es la emocional, aquella que justamente ha cuajado en la espontaneidad, en la capacidad para relacionarse empáticamente con los demás, el poder manejarse bien con la tolerancia al error, propio y ajeno; sin caer en el reproche o en la condena.

En este terreno, tiene mucha importancia el haber crecido en un hogar cálido y comprensivo, sin demasiadas tensiones, donde hubo posibilidad de jugar y ser espontáneo. Si no fue así, la vida es siempre una oportunidad de ir aprendiendo. Justamente el duelo tiene que ver con aceptar que las cosas no siempre son como queremos que sean. Aún así, nunca faltan cosas que podemos rescatar, aunque sea desde la enseñanza que nos deja la frustración.

Debe estar faltándole afecto renovado, una nueva pareja, sentirse bien consigo misma, con lo que hace, rescatarse de las exigencias cotidianas para darse gustos y compartir intimidades con amigos. Si esto no ocurre, uno se aferra al pasado y no siempre desde lo mejor, lo hace con cólera o resentimiento y no tanto desde la dulce evocación de algo que nos invita a repetir lo grato que fue, pero, ya en otro escenario, con otra persona.

Tenga presente que siempre que uno se abre al amor arriesga el dolor, pero, vale la pena. Lo importante es no llenarse de desconfianza, por lo menos no como para cerrarse a la intimidad. Los seres humanos necesitamos afecto, mucho más que éxitos laborales.

La dificultad para concentrarse es una posible consecuencia de un estrés acumulado que ya le pide un “break”. Tómese un descanso y baje su nivel de exigencias.

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