viernes

2010/04/08 En síntesis... ¿qué es el amor?

Hola estimado Doctor, muchas gracias por la respuesta que me brinde.

Soy una mujer profesional, soltera de 45 años, mis relaciones de pareja siempre han sido cortas, la relación terminaba por un alejamiento de ellos sin explicación alguna; muchas veces me negué a tener relaciones sexuales porque no me sentía motivada a hacerlo por cuanto para mí este es un acto de entrega total y no solo acto un frio de puro deseo, sino en el que tiene que estar totalmente comprendido el amor, me desmotivaba el hecho de no ver actitudes de compromiso como hablar del futuro en común... es extenso pero se lo resumo para que tenga una idea. Ahora con la tecnología, me inscribí en una pág. web de parejas, y resulta que varios me escriben pero siento mucha desconfianza, hay un hombre de Europa soltero, 4 años menos que yo, ninguno nos atrevemos a comunicarnos pero si es evidente que desde hace varios meses nos vemos solo en fotos... Gracias, saludos

Estimada amiga:

Me quedo pensando en su capacidad de síntesis. Muy adecuada al marco de la propuesta de consulta. Inusualmente siento como la necesidad de explayarme en el tema, a la vez que, en paralelo, tengo que ceñirme a las limitaciones de este contexto.

Me pregunto si esta dualidad que siento no es la misma que vive usted. Es decir, la necesidad de explayarse, limitada por la urgencia permanente de síntesis o de sacar conclusiones. Me parece que el rostro de la intolerancia a la incertidumbre asoma y me hace señas…”por aquí…” parece decir.

Detrás de una necesidad de certidumbres y definiciones, en donde todo tenga que ser puesto en términos de contrato para toda la vida, hay una inmensa necesidad de control y un temor al dolor de la pérdida o del abandono. Siendo así, temiendo que esto nos pase, nos encargamos, sin darnos cuenta, de “espantar a la paloma”.

Ningún pretendiente calza a la medida. En el fondo, hay un temor a que alguno “calce”, ya que inmediatamente se instala el miedo a perderle o de que no sea cierto lo que nos promete, peor aún, de que se de cuenta de que no somos la princesa sino la Cenicienta.

Hace un tiempo, escuchaba a una conferencista referirse al punto. Decía: “Es que la gente no puede entender que si yo digo ¨te amaré para toda la vida¨, es lo que siento hoy, ahora, y eso es sincero… Yo no sé que sentiré a futuro… Supongo que te seguiré queriendo, pero es imposible asegurarlo”.

En contraste con esta cita, he conocido casos de personas que empezaron “como jugando” y luego derivaron a una sólida relación.

Y es que el amor no se lleva bien con las imposiciones. El amor es lo gratuito que surge y crece al amparo del encuentro de las personas. Un punto de partida puede ser disfrutar del sexo; otro, el tener afinidades. Estadísticamente, de manera increíble, muchas veces el atractivo en una relación tiene que ver con  el poder económico o social. Es que las parejas se nutren, también, en la seguridad. Pero ninguno de estos factores es garantía de nada y nada es excluyente. Hay algo que va construyendo esa síntesis tan difícil y tan disímil que es el amor y el compromiso.

Nada nos protegerá del dolor; el amor tiene su cuota ineludible de este afecto pero, la primera cuota se paga con la declinación de nuestras demandas subjetivas: no hay amor sin humildad. Nuestro pretendiente, o nuestro elegido, no tiene que corresponder a un patrón exclusivo. Siempre hay un margen de riesgo y la necesidad de explorar con alguna incertidumbre. Ayuda mucho el sentir confianza en nosotros mismos, en particular el saber que podemos recogernos de la frustración haciendo juicios con equilibrio. Importa ser justos con los demás y con uno mismo.

La vida nos ofrece un día a día en el cual realizar nuestros anhelos. Nada es para siempre. Disfrutemos de lo que está, de lo que tenemos o podemos, mientras dure.

Es un peligro quedarnos pegados a la idea de una relación ideal.

No apresuremos las síntesis (conclusiones apresuradas), si aún no se han desarrollado suficientemente las experiencias. Para que éstas se den, hay que permitir que los protagonistas del ensayo amoroso puedan explayarse.

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