viernes

2010/03/24 Comenzar a los 50

Mi nombre es Bety, y queria consultar acerca de como se comienza una nueva vida. Estoy separada, con hijos grandes, casi independientes. Estuve 30 años casada y aunque he trabajado un poco, nada importante, me he dedicado de lleno a la familia. Ahora, con 50 años, sin titulo, me encuentro que no sirvo para nada, es decir para desempleñar laboralmente algo que valga la pena y bien renumerado. ¿Me siento y dejo que el tiempo pase? ¿Me busco un trabajo de esfuerzo fisico, mal renumerado y con el cuerpo que ya no me responde? No encuentro una buena opción , y siento por otra parte que todavia puedo hacer cosas que me den ilusión.


Muchas gracias..


Estimada Bety:

En realidad, todos los días estamos comenzando una nueva vida. Depende de nosotros si, en esta oportunidad, nos aventuramos a mirar el menú del nuevo día y nos atrevernos a pedir algo diferente, mejor aún si siempre lo quisimos y lo fuimos postergando.

Ha tenido un largo “primer round”, de ¡50 años!, al parecer, cumpliendo la programación del  ama de casa, como es ser mamá a tiempo completo, esposa más o menos adecuada a circunstancias etc... hasta que decidió que eso no iba más.

Cuando se ha estado ceñido a un repertorio por tanto tiempo, suele ocurrir que no se sabe por dónde empezar la nueva ruta y la persona se abruma, por no decir que se asusta. Está acostumbrada a cumplir con una rutina que está más allá de si misma y no sabe qué hacer con su libertad. Se llega a pensar que uno no va a poder. Lo que ocurre es que uno no sabe, pero lo que uno no sepa, se contrarresta con “estar dispuesto a saber”.

Que los hijos hayan crecido, que no la necesiten como antes, puede sumirla en lo que se conoce como “síndrome del nido vacío”, pero también puede encender la bombilla del “ahora me toca a mí”.

No teniendo las cargas que tenía antes, empezando por lo económico, es posible darse gustos, incluso estudiar. Parece que usted es de las que consideran que no tener títulos nos convierte en seres inferiores. Pues recapacite en que ser ama de casa, criar hijos y demás requiere de todo un talento, tiene méritos que uno suele no reconocer. Es cuestión de aplicar el modelo a cualquier otra circunstancia, los méritos van desde el ser “responsable y confiable” hasta “esforzado cumplidor de los objetivos que se propone”.

Hay algo como una magia que se produce cuando uno se abre a la ilusión, usted lo dice al final. De lo que se trata es de no temer nuestras ilusiones, cultivarlas en la esperanza paciente, mantenerlas vivas… y explorar con apertura. Las oportunidades no la irán a buscar (aunque, tampoco es descartable esta posibilidad si su deseo es firme, uno nunca sabe).

Parece mentira, pero de lo que se trata a veces es de no rechazar las oportunidades. En ese sentido, no olvide que lo ideal no siempre aparece con sus mejores ropajes, hay que ser modestos y acoger lo que la vida nos ofrece, ver cómo hacemos para aportar desde nosotros para ir convirtiendo lo que está a nuestro alcance en lo que deseamos y… bueno, usted parece que es capaz de dejar un proyecto si no funciona (su matrimonio, por ejemplo).

La realización implica cambio y el potencial más grande de transformación está en nosotros, en lo que nosotros podemos hacer con lo que nos toca.

Si se queda sentada, que no sea en resignación, que sea en alerta, en buena disposición. Tiene usted mucha vida por delante.

Creo que un capítulo importante en el encuentro conmigo mismo ha sido después de los 50. Hay mucha posibilidad para la serenidad y la resultante en sabiduría tiene otro sabor.

Suerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El amor es un tema tan complejo, que algunos por ahì dicen que como es una enfermedad al que no se le ha encontrado cura, se lo ha elevado a la categorìa de sentimiento. En mi caso, he experimentado ese sentimiento y por algunos momentos sentì que tocaba el cielo, pero luego me dì cuenta que yo daba y daba y no recibìa lo mismo de parte de èl, y eso me empezò a hacer infeliz, pero aùn con todo yo trataba de disculparlo en silencio, sin que èl me lo pidiera, basàndome en que el amor todo lo perdona, todo lo da sin esperar nada, creo que elevè el amor a su màxima expresiòn, pero me cansè, me agotè llegando a irritarme porque me sentìa la que todo tenìa que comprender, la que tenìa que estar siempre dispuesta a disculpar cualquier promesa no cumplida, lo que se hizo una rutina en mi relaciòn, para colmo un dìa me dice que estaba pensando en volver con su esposa (èl era separado) y eso fuè lo que colmò mi paciencia. Creo que idealicè mucho la situaciòn, lo cual me trajo mucho sufrimiento al no sentirme amada tal como yo sì lo hacìa. Acaso entonces en una relaciòn de pareja, hay que estar midièndolo todo? si uno de los miembros de la pareja siente que no està recibiendo lo mismo que està dando, debe entonces reclamarle?, a mi no me agrada para nada llegar a tener que hacerlo porque me parece que llegar a ese punto equivale a perder la espontaneidad y eso le quita la magia al romance, pero tampoco se puede ser muy idealista creo. O es bueno vivir en base a la frase: "amor con amor se paga"?