viernes

2009/10/23 Sesenta y veinte...

Buenas Noches, espero que me pueda ayudar, estoy demasiado inquieta.

Mi Padre tiene 61 años, y yo sospechaba que engañaba a mi mamá desde hace como un año, ya que su actitud era demasiado obvia, muchas salidas, mentiras, dos teléfonos, uno que nunca baja de su camioneta, compras raras en sus tarjetas de crédito, como estufas, refris, compras de joyas, boletos para conciertos, etc.

Acabo de constatar, hace dos semanas, que al parecer es cierto. El salió y me dejó su camioneta y ahí encontré el celular escondido, entonces lo revisé y pude confirmar mis sospechas. Leí mensajes en donde la mujer (que ya sé su nombre y su teléfono) le pide dinero para la renta y para gastos, y muchos mensajes más que no me dejaron ninguna duda.

Luego, platicando con otra persona que trabaja para nosotros, me dijo bien preocupado que mi papá anda mal, y yo le dije que ya lo sabía y le dije el nombre de la mujer, porque yo sé que mi papa confía en él plenamente. Así que lo obligue a que me contara lo que yo no sabía, como que está embarazada, etc., etc. Ahorita la situación está muy difícil y, de estarnos yendo de maravilla, el negocio se desplomó, aparte de la recesión que vive el mundo en estos momentos, porque mi papá se ha gastado muchísimo dinero, y ahora me doy cuenta que en ella.

Lo que sé hasta el momento es que le renta casa, le compró carro y las mantiene a ella, a su mamá y a una niña que es de otro hombre; y, según me dijo alguien a quien él le platicó en confianza, la muchacha está embarazada de él, y digo muchacha porque tiene 22 años. La sacó de un burdel y le puso casa.

Sin embargo, aquí en mi casa a mi mamá le vendió la camioneta y la trae a pie. Eso es lo que me da coraje. Ya le dije que sabía todo y me lo negó. Le di el teléfono de ella como prueba de que ya investigué y me dijo que no. Le dije en qué ciudad vivía, porque no vive en el mismo pueblo que nosotros, vive como a una hora, y me dijo que no y que no; y no lo saco de ahí. Yo le dije que él sabía lo que hacía, pero que esas situaciones quiebran cualquier negocio. Y que allá él y su conciencia, y que nosotros, sus hijos, no íbamos a trabajar para esa mujer ni para ninguna otra, y que mi mamá no se merecía lo que le estaba haciendo, porque es una santa. Obvio, no es perfecta, pero es una excelente esposa.

Cabe aclarar que la empresa es familiar. Trabajan mis dos hermanos, uno de 30 y el otro de 27 y yo de 31, y ¡no es justo que nos hayamos quedado sin dinero para que una cualquiera lo aproveche!!! Y precisamente hoy me doy cuenta, por otro trabajador, que no le importó lo que yo le dijera y mandó depositarle a la fulana.

Ya no sé qué hacer, me siento impotente. Yo sé que los problemas de infidelidad son hacia mi mamá y que ellos lo tienen que arreglar (por supuesto mi mama no sabe nada, ni mis hermanos, sólo yo sé porque soy la que le lleva la administración del negocio y sé lo que gasta) pero me preocupa muchísimo la estabilidad económica de mi familia. No es justo que no nos reparta utilidades porque se las gastó en ella. No sé qué hacer, ya no sé si reclamarle porque todo lo niega... Aparte, esto es cuestión de tiempo, porque si es cierto que está embarazada, tarde que temprano mi mamá se dará cuenta. Yo no puedo decírselo, se me parte el corazón. Y el problema más grave ahorita es que ya estamos empezando a trabajar más o menos después de 5 meses sin trabajar y no quiero que se vuelva a gastar todo el dinero.




Estamos ante un problema múltiple y con distintos niveles de abordaje y solución.

Respecto a la empresa, está el hecho de que se esté comprometiendo la estabilidad y el futuro de la misma. Es indispensable que se ubiquen en un nivel de funcionamiento empresarial. Usted, como administradora del negocio, tendría que reunirse con sus hermanos (no sé si hay otro socio más) y presentar las cuentas: lo que ingresa y lo que se gasta. Mostrar las cifras. Ver cuánto dinero ingresa y qué se hace con éste, dónde va: cuánto se usa para insumos, para pagar salarios, etc. Para verlo con mayor objetividad, sería necesario que dejen de lado por un momento el hecho de que son familia y analizar el desbalance objetivo de la empresa. Tendrían que contemplar entre todos lo que está sucediendo en términos económicos, ver cuáles son las salidas de dinero, hacer un análisis de las causas de la inestabilidad de la empresa, de sus efectos y posibles consecuencias, lo que derivaría a un manejo por metas y objetivos (ver qué se quiere conseguir como empresa y qué pasos hay que dar para lograrlo). Esto supondrá un reacomodo en roles y funciones, con un estricto control de la economía, difícil de lograr si se superponen roles ajenos a lo empresarial (por ejemplo, si se dicen cosas como “yo soy tu padre, yo fundé esta empresa… etc.”). Quien tiene que tomar las riendas del negocio es el equipo o el directorio (si lo hubiera), en base a las cifras reales. De otra manera, es probable que la empresa se vaya a pique.

Me parece que es indispensable que usted se reúna inicialmente con sus hermanos y compartan la información en lo que atañe a la empresa y busquen juntos la forma de darle solución. Luego planteárselo, como equipo de trabajo, a su papá, con una definición correctiva, con una propuesta para solucionar el problema (no como una consulta).

El segundo problema, es el de este padre que ha perdido la brújula de la vida y está en enredos; que, más allá de la sanción moral que pudiera hacérsele, requiere de alguna ayuda. Alguno de los hijos varones que tenga más cercanía con él debiera hablarle, dispuesto a compartir el problema antes que a criticarlo.

El costo (no sólo económico sino especialmente psicológico) de que un hombre de 61 se empareje con una muchacha de 22 puede ser brutal, si pensamos que se ve enfrentado, en el fondo, a la pérdida de su propia juventud. Sería una suerte de recurso como para negar la propia vejez y la mayor proximidad de la muerte. No estaría demás observar el estado de sus facultades mentales, algo puede estar fallando, más allá de esta obsesión por la “enamorada”. Es un tema difícil pero, como con los adolescentes, mientras más se le enfrente, más terco se pondrá. Entonces, hay que tratar de comunicarse con su lado más adulto desde una actitud ecuánime.

El tercer problema es el de mamá, el de la familia y su resquebrajamiento. Me parece que si el tema es abordado por los hijos, se puede adelantar una atenuación de la “calentura” del momento. No es tiempo de enfrentarlos ni develar entuertos; más adelante se podrá, si es necesario. Si la familia fue unida, es un buen argumento para contrastarlo con la quiebra de la estructura familiar que podría sobrevenir. Renovar afectos y recuerdos gratos en una conversación íntima con él puede contribuir a que nuestro desbordado papá pueda sentir lo que está por perder.

Empiece por reunirse con sus hermanos y compartir el problema. Importa mantener la discriminación de cada problema sin que se mezclen las cosas.

Suerte.

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