Saludos Dr. soy una mujer soltera de 40 años y quiero saber por que no puedo romper
definitivamente con una relación con un hombre casado que yo se nunca podrá
darme el lugar de su esposa he intentado romper en varias oportunidades y al
tiempo regresamos no entiendo por que ahora he regresado con el si ya no lo amo
y el también lo sabe, y lo peor de todo es que yo soy consiente de lo que esto
significa lo se racionalmente, no se si busco vengarme de él o hacerme daño yo
misma ya que esto se inició cuando yo apenas tenía 21 años y estuve enamorada
de él hasta hace dos años que ya no lo amo y siento que estoy empezando a
sentir asco cuando el me toca y a pesar de esto ¿por que no puedo terminar con
él?. él no me da el amor que yo quisiera y económicamente yo tengo más que él y
muchas veces he pensado que el me ha sacado provecho económicamente por que
aunque yo nunca le regale un centavo siempre le he prestado para su beneficio y
nunca para el de ambos
¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que
uno se encuentre en condiciones de amar….?
Mmmm… ¡A veces toda la vida! No es infrecuente creer que amamos cuando apenas
si nos hemos hecho de una relación de aferramiento conflictivo de la que no nos
logramos desprender.
¿Quién engaña a quién…? Esperar casi 20 años para darse cuenta de que
él no se va a separar de su esposa tiene un sabor de complicidad. Es un juego que tiene que sincerarse. Quizás,
en el fondo, usted siempre supo que iba a ser así.
Ocupar el lugar privilegiado de la
amante, de “la preferida”, puede aparecer como especialmente placentero, pero
surge un problema serio ya que estas circunstancias requieren que, en paralelo,
haya alguien que ocupe el lugar de “la engañada” (en este caso la esposa). En
este tipo de juegos amorosos siempre flota el fantasma de que, en cualquier
momento, pase una misma a ocupar el temido lugar de la engañada. O sea, protegiéndose
del temor a ser engañada, se coloca usted en posición de quien engaña… y se
engaña.
Detrás de esto hay casi siempre una
paradoja: aparentemente, quiere uno ocupar el lugar de la esposa, pero éste es,
a la vez, un lugar temido, ya que, además, es como haberle quitado el lugar a
ella. No es como cuando uno siente que simplemente está ocupando su lugar (y no
el de otra).
En el escenario del inconsciente, a esto
lo llamamos una “fantasía infantil intolerable”. Es como quitarle el lugar a la
mamá, lo cual genera tremendos conflictos porque con quien estaríamos en pareja
sería con un equivalente al padre, del que siempre esperaremos gratificaciones
del orden de lo infantil. Nos terminamos
engriendo y sintiendo cada tanto la frustración de no tener todas sus
atenciones.
Suele ser que nuestro amante -en este caso, además, casado- nos llene de atenciones y otras veces falle. También
esto, en la fantasía, es registrado como que él está dándole a “la otra” las
atenciones que una no recibe.
En suma, se trata de un conflicto de
nunca acabar, marcado por la eterna sensación de ser engañada, engañadora y… vivir
engañada, en realidad por usted misma, como ya se ha dado cuenta.
¿Por qué cuesta desprenderse…? Tal vez usted
siente que ha progresado en la vida (si eso significa que usted tiene una
economía mejor que la de él), pero no ha madurado emocionalmente.
A
sus cuarenta años, creo que ya no es un juego el seguir engañándose. Por otro
lado, no es nada saludable el empezar a tener emociones negativas como asco,
rechazo y fantasías de venganza.
El tema pendiente es, en realidad, el
proceso de su propia maduración, poder ingresar al mundo de las relaciones
maduras. Tenga en cuenta, en primer
lugar, que ya no es la muchachita
ingenua de 21 años y que depende de usted seguir engañándose o dar un giro a su
vida. Lo que debe estar predominando es un temor a enfrentarse a la vida y no
saber cómo hacerlo.
Si no puede sola… es tiempo de iniciar
una psicoterapia. Suerte.
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