Hola doctor:
Tengo 34 años, una carrera que me gusta y que me da muchas satisfacciones, un hijo hermoso de 6 años, que a decir verdad es bastante travieso y debo admitir me desespera hasta sacarme de mis casillas, pero inteto tenerle mas paciencia cada día, una familia unida dentro de todas sus imperfecciones, soy madre soltera pero en realidad jamas terminé mi relación con el padre de mi hijo, aún cuando él tuvo una pareja, ahora mismo tenemos momentos muy buenos aunque nunca nada estable,y eso aunque ya o me quita el sueño si me entristece mucho, porque debo admitir que después de tantos años de estar juntos quiero algo definitivo, quiero poder decirle a mi hijo la verdad y anunciarlo a mi familia, pero lametablemente mi pareja no lo desea así, he pensado en terminar con esto, pero es muy complicado, puesto que no puedo dejar de buscarlo, es como si mi necesidad se hubiese convertido en una especie de adicción, y me siento mal por ello.
Estoy convecida de que las cosas no van a cambiar, y tomo la decisión de alejarme pero finalmente no tengo la voluntad, y no espero que con un consejo suyo, mi vida se solucione, solo necesitaba decirlo, porque siento que los años pasan y los mejores años de mi vida están yéndose en una relación que finalmente no termiará en nada.
Espero de veras una apreciación que quizá también pueda servir a otros que atraviesan lo mismo que yo.
Tengo 34 años, una carrera que me gusta y que me da muchas satisfacciones, un hijo hermoso de 6 años, que a decir verdad es bastante travieso y debo admitir me desespera hasta sacarme de mis casillas, pero inteto tenerle mas paciencia cada día, una familia unida dentro de todas sus imperfecciones, soy madre soltera pero en realidad jamas terminé mi relación con el padre de mi hijo, aún cuando él tuvo una pareja, ahora mismo tenemos momentos muy buenos aunque nunca nada estable,y eso aunque ya o me quita el sueño si me entristece mucho, porque debo admitir que después de tantos años de estar juntos quiero algo definitivo, quiero poder decirle a mi hijo la verdad y anunciarlo a mi familia, pero lametablemente mi pareja no lo desea así, he pensado en terminar con esto, pero es muy complicado, puesto que no puedo dejar de buscarlo, es como si mi necesidad se hubiese convertido en una especie de adicción, y me siento mal por ello.
Estoy convecida de que las cosas no van a cambiar, y tomo la decisión de alejarme pero finalmente no tengo la voluntad, y no espero que con un consejo suyo, mi vida se solucione, solo necesitaba decirlo, porque siento que los años pasan y los mejores años de mi vida están yéndose en una relación que finalmente no termiará en nada.
Espero de veras una apreciación que quizá también pueda servir a otros que atraviesan lo mismo que yo.
En el mundo de los afectos, nos
confundimos con mucha frecuencia respecto a lo que llamamos amor. Las relaciones
de dependencia extrema y de sumisión mayor, al punto de perder la libertad
elemental para decir o no decir las cosas, la ubican en una posición de renuncia
y rebajamiento personal.
Es cierto, lo que usted vive es una adicción; por tanto, lamentablemente, una parte de usted está atrapada en un vacío
personal que pretende llenar de esta manera. Usted menciona, también, que tiene
una carrera y logros profesionales, lo cual nos habla de recursos que alcanzan
para otras áreas de su vida. Yo sí creo que con un poco de esfuerzo puede
emplear estas fuerzas para construir un mejor modelo de sí misma: una mujer que
sienta que puede sentirse amada sin caer en la trampa de la dependencia
extrema. Para eso, es indispensable pasar por el dolor, poder tolerar el dolor; en este caso, el de perder a su “amado”, (seguramente hay experiencias dolorosas
en su infancia que la predisponen a no poder tolerar la separación).
Un problema que no ayuda mucho es que
usted está “medio convencida” de que no podrá… Sin embargo, desliza una ilusión
de que sí… pero con mi ayuda, algo que yo le pueda decir… Pero, dice, “¡para
ayudar a otros”...! ¿Y usted...?
¡Y es éso! ¡Usted necesita ayuda, la
merece…! Si no puede sola, emprenda una psicoterapia. Está en una etapa
hermosa de su vida y se merece otra cosa. Pero, primero, convénzase de eso… y ¡déjese ayudar!
Suerte.
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