Hola Doctor,
Me sorprende que exista un blog de este tipo, una sorpresa
grata. "Grata" en tanto alegría y en tanto gratitud.
Hay varias cosas que planear, empecé a escribir al primer
impulso, veamos.
Bien, ya que usted es terapeuta le hablaré de que he tenido
experiencias no-gratas con los terapeutas.
Por un lado recuerdo algún "señor" que parecía
enamorado de un Jacques Miller (incluso me sé el nombre de tanto que me
mostraba esos libros para tratar de justificar lo que decía)
Entonces, resulta que porque un señor en un libro decía que uno
goza de sufrir entonces yo disfrutaría de mis momentos de dolor.
El otro caso es más reciente, un señor que consulté por skype,
de Israel, Pablo Grosz de nombre recuerdo.
Las primeras veces le dije que se me dificultaba estar al día
con las cosas y siempre dejaba alguna pequeña deuda (P. ej; siempre pago la
electricidad pero a veces llevo un mes de atraso, o si acumulé algo en la
tarjeta de crédito no pagué el día de corte sino una semana después, y que a
veces pago muy puntual las sesiones pero en otras a veces se me acumulan 3 ó 4,
que no sé porque me pasa eso)
No ví la conexión, pero Pablo me pidió que le pagase por
adelantado para "ver si la transferencia me llega".
El punto es que le adelanté un dinero, luego de hablar unas
veces me dije que eso no iba para ningun lado y sentí rechazo hacia él.
Salí de él, el asunto es que me robó la plata, era como 1.500
dolares de EUA
Nunca dió la cara ni atendió las llamadas, únicamente por mail
tuvo el descaro de decirme que así yo "pagaba" las deudas que me
negaba a pagar con la vida y otros analistas.
Que ladrón!
¿ese señor me roba descaradamente y tiene el tupé de decirme
eso?
Si, ciertamente yo me confié o lo que sea, tal vez que pensé que
pagar así me quitaba el asunto de la cabeza o lo que fuere.
Metí la pata.
Hay otros ejemplos con otros "terapeutas", por razones
de espacio me limito a estos dos (tal vez en otro comentario aborde otras
aristas)
¿mi impresión?, no noto ni mistica profesional, ni ética, ni un
código de buena conducta.
Ambos casos (y otros) lo que me muestran es un asunto de poder,
no de curar, ayudar, ni nada así.
Tratar de imponerle una teoria a alguien, robarle a alguien son
modos de ejercicio de un poder, yo diría hasta de tratar de someter.
¿Rabia?, si, también frustración, y mucha decepción.
Supongo que le escribo porque noto una suavidad en Ud, sutileza,
yo diría que le responde a la gente hasta con cariño.
Por favor deme ánimo, esperanzas y si es posible la
recomendación de algún colega capacitado, responsable y que no robe (ni estafe,
ni mienta, ni agreda, etc)
Gracias, y le ánimo a continuar con este blog.
Estimado amigo:
Gracias por su aliento. Qué pena lo que cuenta de sus
desventuras con mis colegas, pero veo que es usted de los que perseveran en la
búsqueda. Quizás de lo que se trata es de no perseverar en la búsqueda de la frustración. Es evidente también que está queriendo encontrar éso que es tan
difícil, el afecto en gratuidad. (Sugiero que lea “Deuda y Gratitud”, en otro
espacio de este blog).
Lo que parece existir es un alto grado de desconfianza… O, diríamos, una necesidad de confiar que pone muchas pruebas a quien designa
como posible apoyo para su proceso de destrabar esas emociones tan sensibles
que no es fácil sacar a la luz y menos arriesgar en una relación.
Sí, lo animo a que siga. La perseverancia, a la larga, rendirá
sus frutos; pero, tenga en cuenta que hasta la peor de las experiencias
terapéuticas nos deja una enseñanza, es cuestión de ver qué aprendió uno de
todo esto que es tan costoso.
Se me ocurre que para los fines y dificultades que manifiesta
podría venir bien un psicoanalista o psicoterapeuta psicoanalítico relacional,
interpersonal, alguien que apueste a la relación como vehículo y que no esté
entrampado en teorías a las que tenga que remitirse para sostener el proceso.
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