Buenas noches, tengo una relación de 8 meses
con un chico menor que yo él tiene 24 y yo 29. ambos nos conocimos en el
trabajo pero ahora cada uno labora en distintos lugares. al principio era muy
atento siempre mostraba interes por mi, pero nunca fue detalloso pasaron los
meses y me e adaptado a su frialdad pero a veces es muy frio conmigo muy despota
al momento de hablar. tengo una buena relación con su familia tanto la del
padre como la madre, la mamá me comenta que el es frio porque de pequeño veia
como el padre la trataba mal y que tambien los golpeaba a ambos. a veces a él
le cuesta demostrar cariño delante de sus padres cuando esta conmigo y es
cuando me trata como si fuera una amiga no hay un cariño, en otras ocasiones si
demuestra. estamos bien unos días y otros no. no se como lidiar ocn una persona
así yo soy muy cariñosa, detallosa, a veces soy engreida lo admito. y cuando
peleamos me pongo a llorar y él me dice que debo ser fuerte porque no me esta
haciendo nada malo y que quiere que sea más segura de mi misma. Por favor
aconséjeme no se que hacer.
Estimada amiga, hay detalles en el querer que
se expresan de una manera en el hombre y de otra forma en la mujer. Eso en
parte viene de nuestra mismísima naturaleza y en parte de nuestra formación
social o familiar.
En general, las mujeres son más sensibles, mas
afectuosas y tiernas, más ligadas a la devoción por el otro, cosa que las hace
tan indispensables para la maternidad. Esto tiene incluso un correlato en la
estructuración de su cerebro. Las mujeres tienen un predominio de
funcionamiento de su hemisferio derecho, que es el “cerebro emocional”. Los
hombres, en cambio, tienen un predominio de funcionamiento desde su hemisferio
izquierdo, que es más racional.
La historia personal de cada quien acentúa
estas tendencias básicas, pero ninguno de los dos es ajeno a la búsqueda del
amor, del afecto, del cariño y la ternura del otro. Esto constituye el gran
reto de conocerse a partir de sus diferencias, de no frustrarse tanto si el
otro no es como yo quisiera que sea. La madurez en el amor logra que esta
interacción sea equilibrada y que uno sepa “leer” tanto a su pareja como a sí
misma.
Por ejemplo: él parece esperar que usted sea
“mas fuerte”, que no muestre tanta fragilidad emocional… quizás esperaría que
sea como él (aunque en el fondo debe rezar porque esto no ocurra) y el reto para usted quizás sea
que no deje de ser como es, pero con alguna regulación emocional que no la
convierta en “fría” (o sea, igual a él).
Cuando logramos comprender las formas del sentir maduramos y aceptamos al otro como es… Casi siempre esto lleva a que el otro, de alguna manera, “afloje” su coraza cuando nadie lo fuerza a hacerlo.
Lo mismo vale para usted. El ir comprendiéndose y no sintiendo tanto la importancia de que él la apruebe o desapruebe, o que pueda haber un cierto grado de fricción sin que la afecte tanto, favorecerá el que pueda ir prevaleciendo la mujer, por encima de una niña que se asusta porque no entiende y se confunde.
Cuando logramos comprender las formas del sentir maduramos y aceptamos al otro como es… Casi siempre esto lleva a que el otro, de alguna manera, “afloje” su coraza cuando nadie lo fuerza a hacerlo.
Lo mismo vale para usted. El ir comprendiéndose y no sintiendo tanto la importancia de que él la apruebe o desapruebe, o que pueda haber un cierto grado de fricción sin que la afecte tanto, favorecerá el que pueda ir prevaleciendo la mujer, por encima de una niña que se asusta porque no entiende y se confunde.
El amor es un proceso de conocimiento, es esa
inteligencia que nos ayuda a embarcarnos en la vida en un proceso de maduración
que nos enriquece, que nos hace cada vez más inteligentes emocionalmente,
logrando de a pocos la madurez y la sabiduría que es la garantía de poder
mantener una relación en el tiempo… o, por qué no, cortarla si no amerita la
continuidad saludable, sin que esto derive en una secuela de
resentimientos o traumas insalvables.
Espero le sean útiles estas reflexiones.
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