Doctor Buenos dias
escribo por este medio ya que
necesito que me ayude, soy una joven de 20 años actualmente curso octavo
semestre de ingeniería de sistema. Academicamente voy muy regular, esta carrera
se basa en la programación y ami no me gusta la programación me va muy mal en
eso. Tenia compañeros que hacían grupo conmigo y me ayudaban, ellos hacían todo
lo que tenia que ver con programación y no me decían nada y esos trabajos se
tenían que sustentar como ellos hacían todo unos dias antes les decía explíquenme
hacían caso omiso a mi llamado y al momento de sustentar me preguntaban que iba
a decir si no tenia ni idea de lo ellos habían hecho como ellos saben y yo no.
Aveces se burlan y hacen comentarios resaltando que no se nada.
yo soy una persona muy callada tímida
y nerviosa me aguanto todo yo sola (se me hace muy difícil comentar lo que
siento porque creo que esa persona después va a salir corriendo a contárselo a
los demás) últimamente tengo pensamiento como no se nada, no ayudo en nada. yo
veo que otros compañeros no hacen nada y dicen que los metan y enseguida los
aceptan, hablo yo y me dicen que no. esto me ha decepcionado mucho porque todos
los trabajos que colocan últimamente son en grupo y de programación yo no se
nada de eso. no mando nada las notas son de cero y eso me lleva a perder la
materia y si pierdo muchas muchas pierdo el semestre.y mis papas me matan. yo
en el colegio me destacaba mucho era muy buena estudiante siempre ocupaba los
primeros puestos y todos querían hacer los trabajos conmigo, hacia las cosas yo
misma y me acostumbre a hacer responsable.
todo esto me ha bajado la autoestima
siento que estoy sola hasta se han cruzado pensamientos con atentar contra mi
vida de lo decepcionada que estoy. Espero una pronta respuesta le agradecería
mucho su concejo
Un reciente artículo del Dr. León Trahtemberg, especialista en educación, con el que coincido plenamente, resalta la necesidad de que, una
vez terminado el colegio, los jóvenes tengan un tiempo para madurar como
personas y, por supuesto, decantar mejor sus vocaciones. La inmensa mayoría de
nuestra juventud se ve atrapada por el vértigo de la propaganda comercial de
las universidades, a lo que se suma la presión social y, más aún, la presión
(manifiesta o no) de los padres.
Finalizar los estudios escolares coincide con el
término de una etapa de la vida en la que nuestra base de suministro afectivo,
de reconocimiento, está basado en cumplir con los requerimientos del colegio. Si
uno es medianamente inteligente intelectualmente, no hay problema en destacar y
sentirse halagado y satisfecho con ello. El riesgo es que uno se quede atrapado
en funcionar como los demás esperan, cumplir con la tarea, “portarse bien”. Entonces, cuando uno sale a un modelo diferente, en el que las cosas requieren
una mayor inteligencia social o un manejo más fluido de las emociones y
habilidades creativas, de pronto sentimos que el mundo se nos viene abajo, que
no sabemos hacerlo o que no podemos adaptarnos.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que en el colegio no aprendimos a manejar cosas como el integrarse en grupos, reconociendo y aceptando las diferencias individuales. Esta carencia en el aprendizaje escolar y la falta de experiencias positivas de trabajo en equipo o grupo, pueden hacernos sentir, posteriormente, que nuestras habilidades o conocimientos no siempre están a
nuestro favor cuando tenemos que juntarnos con otros alumnos en la universidad para hacer trabajos.
Nos encontramos, de pronto, en un medio en el que hay que competir, en el que hay que ingeniárselas para aprender de manera creativa, etc.. Es entonces cuando uno en realidad se siente como que no está preparado para la vida, no tolera los propios errores y no tiene el sustento de la seguridad en si mismo, de la suficiente autoestima, porque durante los años escolares apostó demasiado a la aprobación o desaprobación de los demás, empezando por los padres.
Nos encontramos, de pronto, en un medio en el que hay que competir, en el que hay que ingeniárselas para aprender de manera creativa, etc.. Es entonces cuando uno en realidad se siente como que no está preparado para la vida, no tolera los propios errores y no tiene el sustento de la seguridad en si mismo, de la suficiente autoestima, porque durante los años escolares apostó demasiado a la aprobación o desaprobación de los demás, empezando por los padres.
Entonces, mi querida amiga, es tiempo
de dedicarte un poco a ti, a conocerte mejor. Se trata de desarrollar un nuevo modelo, lo que en
parte significa desaprender lo aprendido, ser más tú misma, encontrarte contigo a
partir de lo que verdaderamente deseas. El descubrir esto requiere que le dediquemos tiempo.
Algunas veces conviene tomarse un tiempo, viajar,
trabajar en lo que sea, romper nuestras áreas de confort. La otra forma de descubrirnos a nosotros mismos puede incluir una psicoterapia psicoanalítica que te ayude a ordenar mejor
aquellos aspectos de ti misma que crees y esos otros en los que no crees pero
que están en tí, a veces, esperando la oportunidad para expresarse. Dales su
espacio, date tu tiempo.
Ten presente que este es un problema
más frecuente de lo que imaginas y en buena medida somos todos responsables de
ello. El sistema educativo debe cambiar. Mientras tanto, permitámonos cambiar
nosotros mismos, rescatémonos, atrevámonos a crear nuestros propios modelos.
Aleja los nubarrones del temor. Date la oportunidad de nuevas experiencias. Eso nos
va dando seguridad. Aprende de la vida… viviendo, cometiendo errores y corrigiendo.
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