Somos un matrimonio de 69 y 66 años. Un hijo nuestro está en buena posición y el otro, que tiene mujer y dos hijos, trabajaba con nosotros en un pequeño taller pero por discusiones no está más en el taller pero le seguimos pagando el sueldo. Así que en este momento se da la increíble situación que el hijo que está bien económicamente nos podría mantener tranquilamente, ayudados por las dos jubilaciones mínimas, pero no es el caso y encima, tenemos que mantener al otro hijo.
Muchas gracias por sus futuros comentarios
Su consulta me ha hecho recordar un pensamiento de Pitágoras
que me gustó mucho. Dice:
“Ayuda a tus semejantes a levantar su carga
Pero, no te consideres obligado a
llevársela..”
La idea es que, a veces, nos manejamos en la vida con la idea
de que tenemos que hacernos cargo de los problemas de los hijos, o que los
hijos se tendrían que hacer cargo de nosotros. Este sentimiento, si prevalece,
puede no ayudar a los hijos a ser suficientemente responsables de sus vidas,
sus logros y fracasos.
Tienen un taller donde trabajan y tienen todo el
derecho del mundo de disfrutar los bienes que producen. Se están restando a sí
mismos aquello que le dan a su hijo, quien recibe un sueldo sin trabajar… Mala
enseñanza… y, mal negocio, porque sienten malestar por lo que está
pasando. Esto no lo tiene que solucionar el hijo mayor sino ustedes, con el
ejemplo que proviene del trabajo digno y del poder disfrutarlo plenamente.
Creo que es importante quitarse de la mente esa noción de
sacrificio por el otro, que corresponde sólo cuando nuestros hijos son bebés o
niños. Ya su hijo es un adulto y tiene que aprender a resolver sus problemas.
No lo ayudan haciéndose cargo de sus cuentas, peor aún si no han podido
entenderse en la oferta de trabajar juntos. Puede sonar duro, pero así no lo
están ayudando a madurar. Ustedes mismos tienen que quitarse de la cabeza la
idea de que su hijo mayor tendría que ayudarlos a ustedes.
Dense su lugar y disfruten de lo que les toca: de la relación de pareja, de encontrar en esta edad los méritos a los que hayan podido
acceder. Para empezar, el haber mantenido una relación prolongada; de repente, darse algún “permiso” para hacerse espacios de disfrute, más allá del sacrificio
del trabajo… Sería un buen ejemplo para sus hijos. Nadie podría reprocharles el
gozar de lo que merecen por sus esfuerzos… Ya les toca, no es momento de hacerse
cargo de los hijos. Acaso a nivel de consejo, pero, como en el pensamiento que
comparto, no es cosa de hacerse cargo de la carga que a otro corresponde.
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