viernes

2014/07/13 Y la vida continúa

Impresionada por tal forma como escribe, la verdad que me identiqué con más de un artículo.

Le cuento que desde pequena siempre desee un perro, con tanta insistencia que mis padres me compraron uno. Ahora tengo 12 años con mi perrita Perla. En la última consulta (hace como 8 meses) en el veterinario le diagnosticaron artritis y eso me ha dejado muy mal me da por llorar en las noches, trato de imaginarme la partida de Perla para ir afrontándolo y no sirve mucho.. sé que debe ir al veterinario para sus vacunas y no he tenido el valor de llevarla.

Lo que me afecta mucho es que soy Testigo de Jehová y he aprendido por medio de la Biblia que Dios nos promete que limpiará la tierra de tanta maldad y cuando lo haga abrá resurrección como menciona Hechos 24:15, se que si muere un familiar lo volveré a ver porque lo que promete Dios lo cumple, pero también se que esa esperanza es sólo para personas que aprendan de él y por lo tanto los animales no lo pueden hacer y por ende no resucitarán..

La verdad que me siento muy mal, a veces ando por la calle y se me agua los ojos, creo que hasta pienso que pudiera estar obsesionada, con decirte que a mi perrita le dijo "hija". La verdad siempre desee un perro y siento que lo que tanto desee se va a marchar..

Nunca se me ha muerto un familiar cercano y saber que Perla (aunque no es humano) sea la primera es partir me causa mucho miedo



Estimada amiga, es evidente que eres una persona sumamente sensible y, a la vez, vulnerable a los avatares de la vida: querer y perder, separarse, poder llevar los buenos recuerdos en el alma, lograr desprenderse de la infancia, crecer, hacerse a la vida y manejar nuestros vínculos…

Comprendo lo doloroso que te resulta, pero es una experiencia que te presenta la vida para que veas en ello algo que está más allá de despedir a tu perrita. Parece ser que, en general, tienes un gran temor a perder a tus seres queridos, quizás demasiado. Es posible que en el fondo tengas mucha soledad, vacíos que irás llenando en tu encuentro con Dios. 

Pero, en el mundo de los humanos, es parte de nuestro aprendizaje aceptar que todo es temporal, que somos libres en el amor y hacemos libres a los que amamos en la medida en que no nos aferramos ni permitimos que los lazos sean de aferramiento.

Tienes que aprender a amar en libertad. Todo lo que nos brinda el amor es hoy y el “para siempre” lo tendremos que ir sosteniendo desde la ilusión, pero con posibilidades de que cada tanto algo se pierda. 

Guarda un buen recuerdo de tu perrita pero no pierdas de vista que has sido tú la que ha contribuido a que el lazo que desarrollaron haya sido lo hermoso que fue. Por tanto, seguirás siendo capaz de hacer nuevos vínculos así, con personas, animalitos o cosas, pero aprende a no aferrarte. Lo que nunca se pierde, si se desarrolla bien, es la capacidad para amar.

Un fuerte abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por su consejo, lo tendre en mente siempre para tener esta etapa más llevadera...