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2018 08 02 El lenguaje de la vida

Estimado doctor, intentaré ser breve y clara. Vivo, desde que sufrí una situación traumática de abandono inesperado y de un atentado contra mi seguridad, por  parte  de mi pareja, en el exterior.   No  hablo  la  lengua  de  aquí  lo  suficiente  como  para  comunicarme con las personas que conozco y con las que construímos una incipiente amistad. En consecuencia, no puedo decir realmente quién soy, cómo ha sido  mi vida ni lo que siento.   Esta situación me produce un sufrimiento callado y solamente en la soledad de mi habitación puedo  llorar en libertad. Como consecuencia tengo asma a mi edad, 66 años, y un estado de congestión en las vías respiratorias de origen alérgico y crónico.   Han pasado ya dos años.  Tengo mis nietas cerca,  por  esta razón  me  vine aquí para  ocuparme en parte de ellas pero también hago mi propia vida independiente  trabajando y estudiando  alemán. En un sentido yo diría de mi misma que soy felíz. Mi consulta es la siguiente: ?qué pasa si no puedo expresar mis sentimientos  ni  hablarlos y siento,  porque lo he vivido, una gran decepción, un sufrimiento interior que no logro superar a pesar de mi empeño en recuperar mi alegría de vivir? ?usted cree  que  es cuestión  de tiempo y  voluntad? Desde ya le agradezco su amable atención y su opinión será para mi orientadora.


Estimada… para empezar, maneja usted bien esta lengua, cosa que no registro con frecuencia en las consultas que me llegan por esta vía. Se expresa con propiedad y muy claramente, a lo que agregaría la observación de que tiene una buena capacidad de síntesis… todo lo cual me hace agradable leer su consulta.

Estoy seguro, hasta la convicción, de que, más allá del lenguaje que emplee, lo que exprese será percibido por los demás como manifestaciones amables que, seguramente, como en mi caso, movilizarán respuestas también amables fluyendo por los canales de lo amical y grato. Tiene usted esta cualidad… y ¡funciona!

Pero, está pasando por un momento de necesidad adaptativa a otro entorno, de alguna manera extraño, que genera tensiones, pero también en ello veo que pone recursos para salir adelante: trabaja y estudia el idioma… no se queda en la lamentación pasiva… 

Vamos, reconozca que tiene recursos y capacidad. Aprendió a defenderse en la vida y lo hace bien… Pero, hay también un relato de lo que en paralelo pasa en su mundo interior, incluido su cuerpo… El recuerdo del abandono traumático y la ruptura de una secuencia de vida que altera su perspectiva, forzándola a migrar… buscando sostener su libertad, pero con mucho dolor… 

Esto me hace pensar que, si bien tiene muchos recursos para mantenerse “viva”, es como que sobreviviera el desastre aquel… como que aún no se desprendiera de la huella traumática del abandono, que seguramente fue antecedido por algún episodio en su vida temprana, en su infancia, que la predispone a que todo esto lo viva así. No es poca cosa al parecer si consideramos como somatizaciones los síntomas crónicos que menciona, incluido el asma…

Hay una libertad aún pendiente de conseguir, aquella que le permita ir liberándose de las penas… incluyéndolas en su vida cotidiana, haciéndolas tan ligeras como pueda junto a las alegrías que la acompañan.  En general, se trata de lograr la libertad de poder fluir, de ser usted misma sin tener que reprimir afectos por “no convenientes” y manejar una pretensión de autonomía que no facilita el que los demás le prodiguen afectos que también necesita, como nos pasa a todos.

Usted misma vislumbra que le es posible ser feliz… Le falta solo aligerar la mochila del pasado. Anímese a vivir más en base al presente. Tiene a sus nietas y, también, la posibilidad de hacer nuevos amigos, empezando por usted misma. Dele luz verde a la oportunidad que le brinda cada día de sentirse satisfecha de ser quien es… 

Insisto en que me ha sido especialmente grata su consulta.

Le deseo lo mejor…


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