Buenas tardes
le cuento,hace dos años conoci a un chico, salimos durante unos meses y de
estos encuentros quede embarazada, el me acompaño durante el embarazo, me apoyo
y todo, cuando nacio el bebe empezamos a vivir juntos, de esto ya hace un año
aproximadamente, pero yo no estoy segura de sus sentimientos hacia mi, el dice
que me quiere, pero es muy poco afectivo conmigo,el es muy frio, a veces parece
que solo esta conmigo por el bebe,yo intento hablar con el y saber que quiere
exactamente de lo nuestro, ya que nunca hablamos de nosotros al empezar a vivir
juntos, pero el se pone muy evasivo, me dice "ya vas a empezar con lo
mismo de siempre", se cierra y me empieza a sacar todos los defectos,
hasta la mas minima cosa, me ve llorando y solo me mira y me mira, yo le
intento decir ya calmada que hagamos algo por nuestro bien y solo me mira y no
me dice nada, luego quiero acercarme a el cariñosamente para intentar arreglar
las cosas y conversar bien y es peor, ni me quiere mirar ni tocar, se molesta y
se queda asi durante dias y ya no quiere hablar de nada. Normalmente el es una
buena persona, pero cuando se molesta se pone asi y al final lo que yo quiero
hablar queda en nada y siempre termino mal yo.
Como puedo
hacer para poder hablar tranquilamente con el? quiero que me entienda para
poder mejorar esas cosas, nose si soy yo la que no sabe como explicar las
cosas, como podria hacer para que me pueda entender, como le intento hablar?
Las etapas en
el amor se inician con el enamoramiento y, luego de un tiempo, naturalmente el
ímpetu inicial y el romanticismo disminuyen. Los estudiosos señalan que este
período inicial dura unos dos o tres años, lo suficiente para procrear. Esto
tiene una relación particular con los marcadores biológicos y el compromiso con
la especie.
Luego viene una etapa diferente, la de la construcción de la relación, el desarrollo de nexos que tienen que ver con la comprensión del otro como persona, con maneras de ser y de sentir en la vida. Empieza la posibilidad de conocerse y manejarse con lo que son las virtudes y los defectos de cada quien. Es allí donde uno va madurando, en los movimientos de la relación, en su dinámica, en el poder entender que no todo corre de nuestra cuenta y que es también el otro el que cuenta.
Muchas veces, lo que surge a la hora de emparejarnos y comprometernos es que no toleramos la presión de la convivencia y se agudizan las tendencias de la formación de origen, que suelen ser que, en el varón haya una tendencia predominantemente racional y que la mujer esté particularmente marcada por las necesidades de afecto, más aún en las circunstancias que acompañan su condición de madre.
Pues bien, el proceso de desarrollo como pareja que convive requiere de mucha paciencia, tolerancia y aprender a comunicarse. Este aprendizaje a veces resulta muy difícil. Por otra parte, discutir o reclamar no rinde frutos.
Si no es posible hablar, tengamos en cuenta que, de repente, ha llegado el momento de acudir donde algún consejero familiar que nos ayude, habida cuenta que ambos quieren continuar en pareja y se permiten juntarse para resolver la dificultad.
En esto no hay culpables, simplemente no están encontrando la fórmula para mantener el rumbo de una vida juntos.
Luego viene una etapa diferente, la de la construcción de la relación, el desarrollo de nexos que tienen que ver con la comprensión del otro como persona, con maneras de ser y de sentir en la vida. Empieza la posibilidad de conocerse y manejarse con lo que son las virtudes y los defectos de cada quien. Es allí donde uno va madurando, en los movimientos de la relación, en su dinámica, en el poder entender que no todo corre de nuestra cuenta y que es también el otro el que cuenta.
Muchas veces, lo que surge a la hora de emparejarnos y comprometernos es que no toleramos la presión de la convivencia y se agudizan las tendencias de la formación de origen, que suelen ser que, en el varón haya una tendencia predominantemente racional y que la mujer esté particularmente marcada por las necesidades de afecto, más aún en las circunstancias que acompañan su condición de madre.
Pues bien, el proceso de desarrollo como pareja que convive requiere de mucha paciencia, tolerancia y aprender a comunicarse. Este aprendizaje a veces resulta muy difícil. Por otra parte, discutir o reclamar no rinde frutos.
Si no es posible hablar, tengamos en cuenta que, de repente, ha llegado el momento de acudir donde algún consejero familiar que nos ayude, habida cuenta que ambos quieren continuar en pareja y se permiten juntarse para resolver la dificultad.
En esto no hay culpables, simplemente no están encontrando la fórmula para mantener el rumbo de una vida juntos.
Pareciera que
se están agotando los recursos en ustedes; ya hay expresiones enojosas que van
a movilizar resentimientos; y eso, una vez que empieza, es difícil de deshacer.
Mejor, acérquense como pareja a un conciliador o a un terapeuta que los escuche y observe en directo cómo se están comunicando. Insisto, lo importante es que estén de acuerdo en que tienen un problema de comunicación que los ha trabado…
Mejor, acérquense como pareja a un conciliador o a un terapeuta que los escuche y observe en directo cómo se están comunicando. Insisto, lo importante es que estén de acuerdo en que tienen un problema de comunicación que los ha trabado…
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