Querido doctor,
Le escribo porque últimamente me encuentro desmotivada y angustiada.
Ahora mismo estoy trabajando, pero tengo sólo contrato hasta diciembre y no
creo que me renueven. Es cierto, que el trabajo no me gusta demasiado y que hay
días que se me hacen duros, pero al menos tengo un sueldo a fin de mes. Desde
que comencé mi carrera laboral y con la situación de crisis económica siempre
he tenido periodos de paro y he acabado encontrando trabajo, pero nunca a largo
plazo. Ya empiezo a tener una edad y me gustaría poder independizarme, irme a
vivir con mi pareja, tener niños...pero veo que el tiempo pasa y que mi
situación económica no me permite hacerlo. Además mi pareja se encuentra sin
trabajo y a él le cuesta, por sus estudios, más que a mi encontrarlo. Por ello,
me levanto angustiada y triste. No es la primera vez que experimento estas
sensaciones, he tenido depresiones y he estado en tratamiento, pero el caso es
que recaigo y la situación laboral precaria me empuja hacia esta situación una
y otra vez. Me gustaría gozar de una estabilidad laboral para poder alcanzar la
estabilidad emocional.
Estimada amiga, aunque no lo crea, todos tenemos dificultades en la
vida. La virtud del ganador es convertirlos en ventaja, atreverse a cambiar las
situaciones poniendo todo de sí para lograrlo. Algunas veces, como que tenemos una
visión de nosotros mismos un poco apocada y nos vamos conformando con lo que
nos llega en la vida, sin ponerle fuerza para que aquello se convierta en algo
más.
En un pasaje de su relato dice que su trabajo no le gusta; y, dado que es un contrato hasta diciembre, está desmotivada. Pues bien, si le pone todo de sí, lo primero que puede
ocurrir es que disfrute más de lo que hace en su trabajo actual. Eso la hará sentir mejor. No se trata del trabajo sino de que es algo que puede hacer por usted misma, de una actitud asertiva. Lo segundo que puede ocurrir, si cambia usted de actitud,
es que alguien valorará más lo que percibe en su colaborador, en usted… y no
desee que se vaya.
Las cosas no van a venir del cielo; uno las construye y tiene que hacerlo
con entereza, no como una obligación, sino como
aprovechando la oportunidad que le da la vida.
Mirarse a sí mismo en una situación en la que no se realiza o logra sus
sueños, por supuesto que frustra y hasta deprime; pero, parece que recibe
tratamientos para aliviar la situación y después recae. Lo que no cambia
probablemente usted es su actitud. Procure mentalizarse como una ganadora; mire más
el lado valioso de si misma y de las cosas que le tocan en la vida; rodéese de
gente positiva, trate de sonreír más a menudo, pero, sintiéndolo; aunque lo haga solo sostenida por el hecho de estar viva y tener la oportunidad de trabajar. Atrévase
a arriesgar y porga todo su empeño en que las cosas salgan bien.
Nada de lo fácil nos fortalece. No se olvide que si las cosas nos cuestan
más conseguirlas, tendrá más merito el lograrlo y eso la fortalecerá. Vamos… a
cambiar el chip, ¡eso se puede!
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