Hola
doctor, me dirijo a usted para ver si puede ayudarme o darme algún consejo.
Tengo
16 años y estoy acabando la ESO. Nunca había suspendido ninguna asignatura y
este año he suspendido dos y voy con ellas al examen de septiembre y siento que
he fallado y me siento muy frustrado conmigo mismo porque pienso que he
fracasado como estudiante y que he defraudado a mis padres y no se que hacer
doctor. ¿Por qué me pasa esto? No lo entiendo y estoy muy confuso... Gracias
por su atención.
Si
bien le estoy poniendo ese título, debo empezar por comentarte que esto no es
un fracaso, que estás tomando las cosas demasiado dramáticamente y eso sí me
parece un problema. Le estás poniendo demasiada carga a lo que quizás sea el
inicio de algo a lo que, como mencionas, no estás acostumbrado: a tener fallas, a cometer errores. En la vida, necesitamos poder cometer fallas y, por supuesto,
examinarlas y comprenderlas para después corregirlas. Uno es más fuerte
mientras más errores ha corregido en su vida.
Una
vida de “perfección”, no nos deja lugar para la rica experiencia de ensayar y
persistir en la ruta de superar la adversidad y las dificultades que siempre se
nos presentarán en la vida.
Date
cuenta que el “perfecto” que se la cree, termina con esa sensación de cristal
roto, cada vez que algo falla. Cuando, en vez de buscar la perfección aspiramos a la excelencia, simplemente pondremos todo nuestro esfuerzo y posibilidades para
llegar a la meta propuesta. Pero, aún así, si no se puede, si es algo que es
imposible de alcanzar, desviaremos nuestros esfuerzos hacia otra meta que sea
accesible.
Este no es tu caso. Has tenido un buen rendimiento hasta ahora. Algo
debe estar perturbando tu rendimiento. A veces, es que hay problemas en casa,
padres que se pelean o se separan; en otras ocasiones, nos vemos sobre exigidos y presionados, sintiendo que no hay otra manera de tener sus afectos… Es frecuente, a tu edad, enamorarse, tener inquietudes sexuales, etc. Esas y otras motivaciones pueden
estar interfiriendo en tu rendimiento académico.
Creo
que es una buena oportunidad para flexibilizar tu opinión sobre la proporción de
la falla; te condenas demasiado intensamente. Si fuera tu padre, simplemente
compartiría tu mal momento, calmándote y animándote a superar lo que se te esté
presentando, ayudándote a comprender mejor la situación y demostrándote
que no me has defraudado, especialmente si tienes la confianza de
compartir conmigo el problema. Es más, me sentiría orgulloso de que me tengas
confianza.
Tranquilo,
comparte el problema con tus padres. No puedo imaginar otra respuesta de parte de ellos que no sea la
comprensión. Si esto se convierte en una obsesión, quizás convenga conversar
con un psicólogo para que te oriente.
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