Tengo 35 años, Desde hace unos meses, me he puesto ha reflexionar sobre
mi vida social,y es así que me he dado cuenta que no tengo una vida social
activa,como lo tienen otras personas que conozco. Es así que me puse a pensar
en la causa y llegué a la conclusión de que las personas me caen mal, es decir,
siempre les encuentro algún defecto que hace que me aleje de ellas. También
identifiqué que eso no es normal y que ésta situación se repite con mis padres
y hermanos. Tal vez ésto lo aprendí de mi madre,quien me crió de una manera en
la que siempre criticaba a las personas y me decía que la amistad no existe.
Estoy segura que mi madre tiene traumas y problemas psicológicos que yo no
quisiera acarrear en mi vida.Ella actualmente tiene 63 años y debo decir que no
tiene ningún amigo o amiga.
Mi querida amiga, ha hecho usted la mitad del recorrido, la toma de
conciencia de que está viviendo una vida ajena a sí misma, está en calidad de “fotocopia”.
Qué bueno que se percate que ese “no me gusta” es una manera de empezar; pero, ahora, de lo que se trata es no de creerse el que "no le gusta la gente" sino de darse cuenta de que "no le gusta ser así", menos aún teniendo a la vista la perspectiva:
soledad, retraimiento, vacío y, quizás, amargura.
Uno aprende el patrón de los padres. Lo evidente es que mamá tenía o tiene
dificultad para relacionarse con las personas, por la razón que fuera. El gran
reto para los hijos es sacudirse de ese aprendizaje, desaprender lo que forma
parte de nuestro falso yo. La parte difícil es hacer espacio a un modelo
diferente. Creo que eso requiere que se arriesgue a explorar, a perderle el miedo a
la vida, el miedo a ser usted misma.
Dice que observó cómo otras personas se relacionaban. Pues tenga por
cierto que usted desea eso: relacionarse, alegrarse en la cercanía de otros,
compartir, jugar, sentir que puede ser aceptada sin críticas o que las críticas
mas bien provienen de usted misma. Trate de conocerse más, quién es realmente,
cuáles son sus sueños, qué le dicen, quizás sueña escenas de amor…
Para todo esto es bueno entrar en psicoterapia psicoanalítica con un
terapeuta muy empático, alguien que, de alguna manera, le enseñe las claves de la
intimidad.
No deje pasar este momento de apertura, arriésguese, dése la oportunidad
de ser quien realmente desea ser, de dejar de ser una copia de su mamá, que es lo mismo que no ser usted misma.
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